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Edgar Hernández.
 

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Cuitláhuac, puñalada a la autonomía universitaria (primera parte)
2019-03-03

 “Se pretende regresar un siglo en la historia”, Francisco Berlín


Cuando en 1929 se alcanzó la autonomía universitaria, producto de una larga lucha social, jamás imaginamos que aquella causa libertaria que diera lugar al “por mi raza hablará el espíritu” se trastocaría por las ocurrencias y confusión ideológica de Cuitláhuac García.


A su reputado gobierno habrá de consumarse, tras la destrucción del Colegio de Veracruz, el necio empeño de un grupo de chairos de crear un centro de adoctrinamiento político en favor de Morena.


Todo ello sin importar que, por primera vez en casi un siglo, corresponderá al gobernador  moreno atentar contra la libertad de cátedra y al mismo mandato constitucional de libertad de expresión.   


El Colegio de Veracruz -una institución comparable al Colegio de México, fundada por el eminente doctor en derecho electoral y ciencia política, Francisco Berlín Valenzuela, creador de la primera credencial de elector que hubo en México en el presente siglo y arquitecto del prestigio que aun goza la institución- está a punto de perder su autonomía por un capricho.


El Colver entra en agonía, una larga agonía que se inició hace dos años cuando el gobernador Miguel Angel Yunes Linares la ahogó financieramente buscando su desaparición que finalmente no logró.


Sin embargo, para el nuevo régimen, ya con el atarantado de Cuitláhuac García en el poder y la mitad del presupuesto, pretende el arrebato de la autonomía como paso previo a su extinción ya que se busca –con el presupuesto ya rodando- crear un centro de adoctrinamiento político en favor de Morena.


Todo en aras de alcanzar el poder transexenal como partido.


“Ello sería un grave error”, clama el doctor Berlín Valenzuela. “Un grave error derivado de su desconocimiento e ignorancia de lo que el Colver representa para contribuir a mejorar la vida política de Veracruz y de México”.


“Como fundador de esta institución manifiesto mi más enérgica protesta. No es posible superar nuestros problemas de formación académica tratando de imitar a los cangrejos, que pretendiendo avanzar pierden el rumbo por caminar siempre de lado”, argumenta con energía.


En efecto, el Colegio de Veracruz ha sido motivo de orgullo para el desarrollo de la ciencia política en nuestro estado. A la institución han acudido los mejores exponentes mundiales a dar cátedra y más de 400 conferencias de los grandes pensados y politólogos nacionales e internacionales.


“Se ha gestado, asimismo, una generación de veracruzanos con preparación de alto nivel no antes vista en su historia”, apunta el creador de la institución.


De todo ese bagaje histórico, sin embargo, (esto no lo dice Berlín) seguramente no está enterado el intrépido sabadaba más interesado en atender reclamos de partido, entramados sentimentales y bailongos de fin de semana, que en la construcción de un buen gobierno.


Ya mismo y ante la amenaza de exterminio el propio Colegio de Veracruz ha señalado que “La autonomía no es un fuero especial. Es la libertad académica para generar conocimientos sin fronteras políticas o ideológicas” y que sus autoridades, en este caso el rector, no puede ser nombrado por el gobernador en turno.


“El Colver no puede ser vulnerable a los cambios políticos pues su función es universal para servir a toda la sociedad. Únicamente deben estar sujetos al avance de la ciencia y la tecnología”, dicen sus mandamientos.


Ese es pues, su espíritu, el mismo que hizo posible que nueve Colegios del mismo tipo funcionen a lo largo y ancho de la república.


El afán, sin embargo, el del gobierno de Cuitláhuac, es demoler a la institución y para ello acudió en días pasados a sus amigos cercanos, aliados y cómplices del Congreso del estado enviando una iniciativa que pretende poner fin a la autonomía de la institución sin pensar que está gestando un movimiento universitario que eventualmente saldría a las calles a manifestarse.


La desaparición de la autonomía del Colver sería el detonador de la inconformidad social no solo a nivel estatal, sino nacional, como lo fue en 1968. Será la suma de los resentimientos por el mal gobierno, por las repetidas raterías y corruptelas y por ese hartazgo ante el abuso de autoridad.


“Desde siempre estuvimos convencidos que el Colver debería nacer y crecer con las características necesarias para constituirse en un centro de excelencia dedicado al trabajo, de investigación y a la sólida formación académica”, dice el acreditado Berlín Valenzuela.


“La idea, a pesar de voces discordantes, cuajó y ya, en la era de Miguel Alemán Velasco, se fundó la institución con una planta doctoral docente; con alumnos rigurosamente seleccionados, y un inmueble bien equipado e instalado en un ambiente arquitectónico espléndido”.


La Junta de Gobierno del Colver estuvo integrada por Miguel de la Madrid, Fernando Pérez Correa, Fernando Serrano Magallón, Emilio Gidi, Luis Espinoza Gorozpe y Juan Maldonado Pereda.


Hoy a casi dos décadas de la construcción del Colegio de Veracruz busca ser demolido por una obtusa iniciativa del ejecutivo del estado en donde se despoje a la institución de la autonomía a fin de que el gobernador sea quien mande en la institución, que pueda remover al rector en el momento que quiera, que sea el Secretario de Educación quien represente a la institución y que en el marco de la austeridad disminuya la plantilla de personal ¡Bonita chingadera de iniciativa!


Esa es la verdadera cara de Cuitláhuac García.


Quien pretendidamente viene de la izquierda hoy es el más porfirista de vocación; quien por ser beneficiario de la libertad de cátedra tuvo la oportunidad de estudiar en Alemania –aunque solo haya ido a pasear con su pareja- y obtener una plaza de académico, hoy es el verdugo del Colver.


Cuitláhuac García habrá sigue echando piedras al buche de una inconformidad social que va más allá de su habilidad de saber bailar salsa.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

 
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