Se podrá poner en aceite hirviendo a otro inútil para la operación política, el Secretario de Gobierno, Eric Cisneros quien el día de la votación en el Congreso huyó a su tierra natal Baja California, para no presenciar el desastre que se estaba gestado dentro de las propias filas de Morena desde el Congreso.
Incluso acusar de deslealtad y traición a los diputados José Magdaleno Rosales y Jessica Ramírez Cisneros, señalados de haber recibido cinco millones y no cumplir con su voto que impidió remover al segundo peor enemigo de Cuitláhuac.
Y estar de acuerdo con las pestes que echa gobierno del estado en contra de los diputados del PT, Augusto Nahúm Álvarez, así como Erik Iván López Aguilar, quienes renunciaron a la fracción de Morena y aceptaron la coordinación de Magdaleno Rosales, a pesar de que Cazarín juró que los tenía en la bolsa y que les había entregado la bolsa.
En resumen, se podría pues, decir lo que se quiera de los operadores chafa del primer círculo de poder, pero el verdadero, cabal e inobjetable responsable de todo este desaseo que pone en entredicho al gobierno y a su partido, es Cuitláhuac García Jiménez.
Es el único responsable político que tendrá pagar ante el gobierno central el costo de su ineptitud política.
Tal vez para el morbo de las redes habría valido la pena observar cuando el pasado viernes el gobernador informaba a la secretaría de Gobernación, al Congreso Nacional y al partido Movimiento de Regeneración Nacional –luego de un usted disculpe- que “había triunfado la pluralidad” y que siempre sí quedaría el Fiscal General, Jorge Winckler no lo que resta del sexenio, sino parte del siguiente.
De tragedia ha de haber sido escucharlo cuando informaba a México, que no habría de momento acción legal alguna contra Miguel Ángel Yunes Linares, al menos de parte del Veracruz, ya que “don Winckler” no tiene ninguna carpeta incriminatoria contra su comandante en jefe.
Y con toda la pena ajena del mundo, de verdad que hubiera sido de película ver la cara que puso cuando dio cuenta que Morena había perdido la mayoría en el Congreso, pero ¡Que tal! “ganaba la democracia” y que ellos nunca comprarían el voto legislativo “ya que es mejor perder de cara al sol”.
Cuitláhuac no solo queda como un incompetente para gobernar, sino desde el pasado viernes tiene frente a sí a un hombre fuerte arriba.
Y cómo han de estar las cosas que esa misma noche el Fiscal General, Jorge Winckler, le mandó un mensaje al gobernador en donde lo “invita” a trabajar de manera coordinada.
Hoy ante tan trágica derrota ¿Con qué cara habrá de presentarse el gobernante al siguiente acto público en materia de seguridad –la fiesta a la que no invitaba a Winckler, dice Cuitláhuac- en donde el despreciado será ahora quien coordine las acciones contra la delincuencia?
Hace tiempo, muchísimo tiempo que no se recordaba a un gobernador pelele porque ha de usted de saber que el mismo Javier Duarte, ni tan atarantado, ni tan dejado como Cuitláhuac; solo permitió unos meses el mangoneo de Fidel Herrera y después lo mandó a la fregada.
Los gobernadores que ha tenido Veracruz y la federación misma a lo largo de la historia acatan y siguen al pie de la letra el mandato del jefe del ejecutivo, pero ellos son amos y señores de sus plazas de las que disponen a su libre albedrío. Son dueños de vidas y haciendas y hacen del presupuesto lo que les viene en gana.
El único requisito es que no generen problemas al centro; que no entren en una escalada de ingobernabilidad, y que la ropa sucia se lave en casa, ya que de otra suerte intervendrán.
Es este Veracruz, rico en políticos, tanto que que hasta presidentes ha dado, hoy tiene que esconder la cara al avergonzarse de quien nos gobierna… y eso que apenas van cien días.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |