Aquello fue tan grotesco y humillante, que el periodista Gilberto D’ Estrabau a la sazón columnista de Excélsior, publicó un artículo titulado “Perdón mi rey” donde se pitorrea hasta la carcajada de la lambisconería del mandatario estatal.
El pasado lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sorprendió a todo mundo al grabar un video en la zona arqueológica de Comalcalco, en el que dio a conocer que había enviado una carta al rey de España y otra al papa Francisco, donde exhorta a la monarquía española y al Vaticano a ofrecer disculpas por los atropellamientos y salvajadas ocurridos durante la Conquista.
El video causó pasmo, pero casi de inmediato la hilaridad de la raza de bronce que festejó el sentido del humor del presidente. Hasta que se dieron cuenta que aquello no era broma sino la pura neta.
En España los divididos españoles se unieron en estentóreas mentadas de madre al mandatario mexicano al que calificaron de arcaico, anacrónico e imbécil. Las benditas redes sociales se dieron vuelo con los memes y sólo los verdaderos seguidores de AMLO festejaron con tibias palmadas.
Tanto la carambiza entre los dos adolescentes (que terminaron siendo amigos y compadres inseparables), como el rastrerismo de un gobernador y la misiva del presidente Andrés Manuel López Obrador, son resabios de una Conquista ocurrida cuando nadie de los que vivimos en México o España habíamos nacido, pero que algunos (o muchos, no sé) aún no pueden superar.
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