Me dan ganas de “adoptar” a la señora Irma, le digo a la Mujer. Trabaja cuidando a dos viejitos y no sé cuánto le pagan, pero es increíble el esmero que a sus 60ytantos años le pone a la atención de estos señores. Cierta ocasión, me enteré que al prender el piloto del calentador, sufrió un “flamazo” que si bien, no tuvo graves consecuencias, sí generó las molestias propias como ardor… ah, y la indiferencia de su empleador, quien a regañadientes, tuvo que llamar a alguien para que arreglara el calentador porque decía doña Irma, que al menos le tocó a ella… “hubiera sido el señor…”, refiriéndose al anciano que cuida. Sí… todavía ella se preocupaba por otra persona pero no por sí.
La señora Irma es empleada doméstica. Los ancianos que cuida desconocen este término y si bien, antes la ubicaban como “sirvienta”, ya ahora se dirigen a ella como “la señora que los cuida”.
En mi infancia, conocía a las “Criadas”, quizás motivado por el programa de María Victoria… ¿lo recuerda? “La criada bien criada”.
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¿Criada? El señor feudal, al tener bajo su protección al vasallo, éste se extendía hacia su familia, por lo que muchas veces, “los criaba”, y pasaban a ser sus “criados”. Estoy seguro que “Chacha” es una contracción de “Muchacha”. Ahora son Empleadas Domésticas.
Cuando pienso en el ser “Empleada doméstica” imagino a una persona que mantiene limpia la casa, pero hay veces en que la dimensión del trabajo rebasa en mucho mi barrer, lavar trastes y quizás cocinar, conceptos que tengo de dicho empleo… también hacen compras, también lavan ropa, o como en el caso de doña Irma, también asean a personas, las alimentan y dan medicamentos… en serio, no sé cuánto le paguen, pero es seguro que poco.
Conocí historias de maltrato, vejaciones, golpes a empleadas domésticas, mujeres que envejecieron sirviendo a la familia y que de cierto modo, se había generado una especie de relación… cómo les llaman ahora… ¡tóxica! ¡una relación tóxica con sus patrones! Dicen ellos que su empleada doméstica es como su familiar, pero la siguen tratando como empleada doméstica.
Estoy cien por ciento seguro que en este empleo, como en muchos otros, se vulneran con una mano en la cintura los derechos de las personas en una y otra forma… por eso, cuando la diputada Anilú Ingram Vallines decide crear una iniciativa que brinde a estas personas de algo tan elemental como es el Seguro Social por parte de sus patrones, en primera instancia, lo celebro. Es un paso… quizás le pueda parecer nada, pero vivimos en una sociedad que en muchas materias está desamparada y en salud, es una de ellas. La empleada doméstica, el taxista, el chalán y otras entidades laborales no son contempladas por el patrón para darle al menos ese beneficio. Seamos sinceros: un alto porcentaje de empleadores o patrones, tienen un solo objetivo en su empresa o casa: su propio beneficio.
Sí, es un gran paso que los diputados federales hayan aprobado esta iniciativa con 417 votos a favor, 1 en contra y 29 abstenciones, porque de un modo u otro, se avala proteger a este sector muchos años vapuleado por el clasismo, por la indiferencia social, por la discriminación… la Ley ya está y es clara y sencilla:
Los patrones estarán obligados a pagar el cinco por ciento sobre los salarios de los trabajadores a su servicio, al Fondo Nacional de la Vivienda.
La jornada laboral de los trabajadores domésticos no podrá exceder, bajo ninguna modalidad, las 8 horas diarias; en caso de horas extra, tendrán derecho al pago correspondiente en igualdad de condiciones, conforme a lo establecido en la presente Ley.
Con respecto a los trabajadores domésticos que habitan en el hogar donde prestan sus servicios, deberán disfrutar de un descanso mínimo diario nocturno de nueve horas consecutivas, además de un descanso mínimo diario de tres horas entre las actividades matutinas y vespertinas.
Y quizás la más relevante: El patrón deberá proporcionar seguridad social a los trabajadores domésticos de conformidad con las normas correspondientes.
El domingo es día de hacer despensa, por lo que es seguro que vea a doña Irma… si tengo oportunidad, quizá le platique de lo que los diputados como Anilú Ingram hicieron con respecto a su trabajo; de lo que la Ley le concede como Derecho; de las obligaciones que tiene su empleador para con ella, pero estoy seguro de su respuesta… “¡Huuuy! ¡Ya mero el Señor me va a dar Seguro!”
Al final, creo, por mucha buena intención que haya en algunos de nuestros legisladores, realmente el reto de nuestras Leyes es uno… ¡que cumplamos con la Ley! Y pregunto a usted, que tiene empleada doméstica: ¿Le dará Seguro Social a esa persona que trabaja en su casa? |