“Los diputados son unos burros” fue la sentencia de un dirigente partidista, quien todavía agregó que “actúan como si estuvieran en el circo o en un palenque”. ¿En un palenque? Sí, porque “están inmersos en un pleito de galleros para ver quién da, quién cede y quién gana”.
Hablamos del entonces dirigente del PRI capitalino, Tulio Hernández, cuando allá, por septiembre de 1989, estaba en discusión, en San Lázaro, la reforma política-electoral.
Bueno, pero hubo antes un antecedente envuelto en leyenda…. Carlos Salinas de Gortari ya era candidato a la Presidencia y Luis Donaldo Colosio oficial mayor del PRI y por ello, estuvo muy cerca de la campaña presidencial, al grado de rebasar con la venia de CSG, al entonces presidente del partido, Jorge de la Vega Domínguez, así como al secretario general, Humberto Lugo Gil. Dicen que fue Colosio el encargado de elaborar las listas de quienes habrían de ser candidatos al Congreso de la Unión, de los que “no sabemos ni por qué llegaron a la Cámara de tan burros que son”, según dicen que sentenció Tulio Hernández, aunque no se sabe si se parafraseó la cita expuesta en el primer párrafo…
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A todos nos queda claro que los cargos de representación popular como puede ser Presidente, Senador, Diputado, Gobernador y alcaldes, no son concursos de conocimiento, sino de simpatía, para no ser redundante y decir “popularidad”. ¡Vamos! No es que sean “Burros” como los tildó el ex gobernador de Tlaxcala y ex marido de Silvia Pinal, simplemente son las opciones que nos ofrece un partido y está en nosotros o no, concederles el voto, ya sea investigando sus palmarés, o de plano, por mera gracia, como aquéllas que votan por el más guapo o por quienes votan por el más crítico, por citar un ejemplo banal.
Por ello, quizás no podemos pedirle a nuestras autoridades que sepan todo, pero sí exigirles que se apliquen, que estudien los temas que irán a tratar, y sobre todo, asesorarse…
Cuando uno se refiere al Asesor, se imagina que éste es una persona preparada en alguna rama siendo la más común, Leyes. El asesor entonces guía, explica, enseña, aconseja al representante popular, el quid del asunto, aunque por supuesto, su papel está tras bambalinas, discreto, perfil bajo.
Cuento todo esto por el episodio que vi hace unos días con la diputada local Rosalinda Galindo Silva al ser entrevistada sobre varios tópicos, donde tuvo que recurrir a su asesor Edson (“el muchacho que me ayuda”, le dijo), quien de plano fue el que respondió como Dios le dio a entender, los cuestionamientos de los reporteros dejando mal parada a la legisladora, o como bien dijera Germán Martínez, en un estupendo papel de florero.
Insisto, y en descargo de la abogada Rosalinda Galindo, y también asesora en su momento del diputado federal Cuitláhuac García Jiménez (“ahora me explico todo”), no está obligada a saberlo todo… pero sí, mínimo, de estudiar, empaparse y prepararse de los temas del día, antes de salir del salón de belleza…
Ahora, en la Cuarta Transformación, hay una mutación en la percepción que se tiene de nuestros representantes populares mayoritarios… antes, previo a la 4T, se les identificaba a quienes gobernaban, como “Ratas”... ahora, por el papel que casi a diario reflejan en el plano nacional, en el estatal y en lo que compete a mi entorno, municipal, y por si fuera poco, en el Congreso local, los tachan de “Burros”... mientras no acabe en simbiosis...
Quizás el juicio sea severo, más cuando apenas se llevan seis meses de administración (haciendo a un lado a Hipólito Rodríguez Herrero… él ya no tiene excusa), pero tampoco podríamos negar que llevamos un semestre de puros roznidos… parafraseando a Tulio.
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