Pero vamos por partes.
Protagónico por naturaleza y amante de las candilejas mediáticas, a Ramos Alor le molesta últimamente enfrentarse a los reporteros, sobre todo a raíz de la compra nada clara de medicamentos a una empresa propiedad del delegado federal en Jalisco, Carlos Lomelí Bolaños, que está bajo sospecha de tener nexos con la delincuencia.
El funcionario no ocultó su irritación cuando los compañeros lo cuestionaron sobre el contrato de más de 36 millones de pesos hecho con la empresa Abisalud del referido delegado, y tratando de hacerse el gracioso les contestó: “El pueblo necesitaba medicamentos, no había medicamentos, llegan los benditos medicamentos y ahora (ustedes preguntan) ¿dónde los compró? Bueno, la verdad como ciudadano diría híjole este.. dirían ahí por el baño, no les embona ningún chile”.
Y es que –según dijo- no se fija si la empresa contratada anda en malos pasos, él compra y punto. Trompicándose con las palabras y gesticulando en demasía agregó: “Yo no estoy investigando, si yo voy a la tienda de doña Petra la de la esquina y el frijol y el arroz está ofertado lo compro y no sé quién le vendió; lo que quiero es producto de calidad”.
Más adelante aseguró que con el escándalo se pretende afectar al gobierno de Cuitláhuac García porque: “Eso de los medicamentos fue un show orquestado que salió de alguna de estas páginas (de los diarios de Veracruz) para tratar de afectar a la Secretaría, fue en verdad un show y yo me lo sé; hay un circote enorme para torpedear”.
Más calmado aconsejó a los colegas: “Ustedes son padres de familia, dejen tantito los compromisos con quien los tengan, y denle (a la información) un sentido objetivo y social”.
Y de despedida les dejó caer otro carambazo al manifestar que no se vale que “torturen” a un gobierno que eligió el pueblo.
Entre aturdidos y confundidos por tanta verborrea, a los reporteros les quedó bien claro una cosa: que el pediatra Roberto Ramos Alor no come chile; se lo embona.
Pero dejando de lado lo que haga con el tubérculo, debería interesarle saber de dónde vienen las medicinas para su Secretaría porque su compra en nada se parece a las que le hace a doña Petra.
La adquisición de esos medicamentos (junto con el de 160 patrullas) es tan turbia, que el gobierno estatal se reservó el derecho de darla a conocer hasta dentro de cinco años. Y eso no sólo debería interesarle, sino preocuparle porque el día de mañana el cuete le puede tronar. De hecho, es uno a los que muy seguramente les va a tronar.
Los presuntos vínculos de Abisalud con la delincuencia no son un show. Ni la información salió de Veracruz y menos la inventaron los reporteros locales; fue hecha pública por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos que trae en la mira a Carlos Lomelí y sus empresas.
Por último, los reporteros nunca han amanecido con ganas de “torturar” al gobierno de Cuitláhuac García como asegura mentirosamente el pediatra, lo que quieren son explicaciones claras y no que les digan que no les embona ningún chile.
Después de oírlo decir tanta sandez, me queda claro que Ramos Alor será uno de los frecuentes protagonistas de la sección La Poesía en tiempos de la 4T, lo que lo convertirá en la botana de México gracias a folclórica prosa.
¡Dios salve al poeta!
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