Pero lo que dice Cuitláhuac García no tiene desperdicio. Entrevistado en la zona centro de la entidad, donde en menos de una semana las balaceras se convirtieron en masacres, donde secuestraron a dos maestras y a una joven veinteañera, donde han desaparecido varios taxistas y donde se cobra derecho de piso a los maestros, dijo textual: “Algunos hechos se han querido magnificar, pero no corresponden a la realidad”.
Híjole… ¿por qué dirá esos despropósitos este señor?
Alguien debe decirle que los meses que lleva en el cargo están considerados los más violentos en la historia de Veracruz en tiempos de paz. Que ni a mediados del siglo XIX cuando sus caminos eran intransitables por “la plebe de bandidos” se secuestró y ejecutó a tanto ser humano como en el medio año que lleva de gobierno.
Alguien debe decirle que nunca como hoy tantos veracruzanos de todas las clases sociales se sienten indefensos.
No es posible que se exprese así cuando la entidad está siendo azotada por un tsunami de devastadora violencia.
No es posible que no alcance a dimensionar la realidad.
¿O será que de veras se están magnificando los hechos y que nunca existieron las masacres en Minatitlán, Tuzamapan y Aculztingo? ¿Será que fueron pleitos de borrachos que degeneraron en tragedias? ¿Será que las secuestradas huyeron con el novio, los taxistas andan de farra y los maestros mienten?
Pudiera ser, pero por desgracia no es así. Las masacres secuestros desapariciones y cobros de piso, son tan reales como los dislates del gobernador que este viernes recibirá otro espaldarazo.
Y es que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitará Coatepec donde repetirá por enésima ocasión que su pupilo es honesto.
Como si con la pura honestidad de Cuitláhuac García bastara para detener las muertes violentas en una entidad raptada por la delincuencia; que además padece la indolencia y desidia de un gobernador que no quiere ver lo que está frente a los ojos de millones de veracruzanos.
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