Al barrer para atrás incluyó los dos últimos gobiernos, uno priista, de seis años, y otro panista, de dos: el de Javier Duarte de Ochoa y el de Miguel Ángel Yunes Linares.
Barrió parejo con los dos y los equiparó al sugerir que abusaron del erario público: ¿acaso no acabaron inmensamente millonarios ambos?, ¿miento por decir que son iguales cuando su incalculable riqueza es evidente?, preguntó, les preguntó.
Para él, “su coraje y sus ataques” son entendibles. Y entonces dio una pista: se trataría de quienes “no pudieron engañar con ‘el hijo de Yunes’” al pueblo.
No soportan, argumentó, que un maestro, académico de la Universidad Veracruzana, o sea él, y quienes votaron a su favor les hayan puesto “un alto”.
“Simplemente no lo soportan. Parece que a nuestros detractores y ‘críticos sin razón’ les duele que atendamos al pobre y al niño indígena con el dinero que se iban a robar. Los paramos en seco”.
Una lectura más general insinuaría que se dirige a políticos del pasado, mediato e inmediato, a quienes perdieron la elección en julio del año pasado y/o a quienes pensaban que tendrían cabida en la nueva administración y asaltarían, de nueva cuenta, el tesoro público.
Con su triunfo a quienes le puso un alto fue al exgobernador Yunes y su equipo, quienes pretendían continuar en el poder reeligiéndose, de alguna forma, en la persona del hijo del mandatario.
Pero la mención a “los Duartes” inevitablemente alcanza a los emisarios del pasado tricolor que están señalados como unos de los más corruptos que hayan pasado por administración estatal alguna.
En efecto, no miente cuando habla de sus riquezas, pues, como bien dice el dicho, hay dos cosas en la vida que no se pueden ocultar: el amor y el dinero.
De alguna forma, eso creo, al arremeter contra “los Duartes” estaría dando muestras de que no es cierto lo que se ha dicho de que el gordo y los suyos lo financiaron. ¿De otra forma, sabiendo que le caería encima, iba a escupir para arriba?
Una cosa es más que evidente: las críticas, con razón y sin ella, le duelen. Alguna fibra muy sensible le tocaron que ya no se aguantó y reaccionó.
¿Acaso fue la difusión casi viral del resultado de una encuesta que le daría una desaprobación de 66.3 por ciento de los veracruzanos?
La verdad es que lo critican por todo en las redes sociales, y sus adversarios políticos en declaraciones a la prensa por algunos temas específicos.
Pero habló de “los Yunes”, de “los Duartes”, de quienes “se iban a robar” el dinero que, aseguró, ahora se dedica a los pobres y a los niños indígenas.
Su respuesta y cuestionamiento los acompañó con datos de su gestión.
“Ahora, por ejemplo, llevamos atención médica y medicinas a las regiones indígenas. En las fotos está una de Xoxocotla, donde nunca antes habían sido atendidos por un médico especialista, un neumólogo pediatra. No habían visto a un Srio. de gabinete atendiéndolos personalmente como el Dr. Ramos Alor, con cariño, dedicación y profesionalismo. Nuestro gobierno los ve como seres humanos con derecho a la salud plena”.
Obvio, se refería al Secretario de Salud.
Por eso, agregó, “en estos días inauguraré cuatro centros de salud más en zonas rurales. Aunque a nuestros adversarios les duela y sigan atacando con mentiras”.
Su remate fue fiel a su estilo, sin llegar al impacto que causan las frases de su jefe el presidente Andrés Manuel López Obrador: “¡Lástima margaritos, llegó la cuarta transformación para quedarse!”
¿Sus palabras sugieren también que quienes sirvieron en los gobiernos pasados, en especial los priistas, que esperaban un cargo, definitivamente no tendrán cabida en la administración estatal en lo que resta del sexenio por el temor de que lleguen a “robar”? ¿Para ellos también ¡lástima margaritos!?
Salvo el diputado local panista Rodrigo García Escalante (¿acaso se dio por aludido?), hasta anoche nadie más se había puesto el saco o le había respondido.
El panuquense le pidió que tenga la “piel más gruesa”, que acepte las críticas así como ayuda para gobernar.
Algo que seguramente no calculó el gobernador es que al mostrar su molestia, mostró que las críticas “sin razón” le molestan. De alguna forma mostró una parte de su talón de Aquiles, alguna debilidad, algo que lo irrita.
Sus detractores, que los tiene y muchos, enfocarán por ahí sus baterías, criticándolo con más intensidad porque no hay forma de que lo evite.
Pienso que si se quiere blindar contra las críticas, señalamientos y ataques, en declaraciones, en las redes sociales o a través de los memes, lo único efectivo es que ofrezca resultados. |