Aunque viéndolo bien y despacio a lo mejor no fue un dislate lo que dijo Cuitláhuac; la seguridad va a la baja, en picada, casi en caída libre. Entre el miércoles del dudoso porcentaje y el viernes que fue a Coatzacoalcos hubo 12 ejecuciones, tres levantones, dos desapariciones. Y lo mismo fue asesinado un ex candidato a alcalde que un menor de 16 años.
Este sábado el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado visitó las oficinas de esa dependencia en Sayula de Alemán. Cinco minutos le bastaron para realizar una “inspección” y órale, vámonos, ya estuvo. Frente a los reporteros dijo con algo de prisa que “los hechos de violencia van a la baja”. ¿Dónde? Quién sabe. Pero en esas estaba cuando se reportó un encajuelado sin vida en Acayucan.
¿A qué se refieren estos señores cuando manifiestan que la seguridad está regresando a Veracruz?
Últimamente el gobernador que siempre mostró su alergia por las guaruras, anda muy bien arropado y qué bueno porque la pinche violencia está bárbara. Tan bárbara que en su visita a Sayula, Hugo Gutiérrez llegó acompañado de 25 guardias de corps armados hasta los dientes y con cara de “qué me ves buey”. Para su traslado usó una camioneta con blindaje nivel 7 de esos que soportan casi todo, desde mentadas hasta balas de grueso calibre.
Y fue ahí donde la raza jarocha cayó en la cuenta y supo a qué se refería Cuitláhuac con su porcentaje del miércoles. Ese 31 por ciento de aumento en la seguridad es tanto para el propio gobernador, como para su secretario de Seguridad y acaso para otros diez afortunados.
Qué bueno que quienes se desvelan dándolo todo por la entidad tengan seguridad acorde a su dignísimo cargo.
Pero, ¿qué onda con los millones de veracruzanos que viven entre la zozobra y el desasosiego? ¿Será que alguna vez tengan la seguridad anhelada o seguirán yéndose al carajo?
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