Poco menos de un mes antes de ser asesinado, Rubén Espinosa narró en una entrevista la manera como fue acosado por quienes tenían la pinta de ser elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del estado, para ese momento encabezada por Arturo Bermúdez Zurita, quien en la actualidad enfrenta cargos por desaparición forzada de personas, a pesar de lo cual está libre.
“Es triste pensar en Veracruz, no hay palabras para decir lo mal que está ese estado, ese gobierno, la prensa, y lo bien que está la corrupción. La muerte escogió a Veracruz, la muerte decidió vivir ahí”, dijo Rubén Espinosa en la citada entrevista, sin imaginar que la muerte lo perseguiría hasta el lugar donde había decidido exiliarse para estar más “seguro”.
La investigación de las autoridades de la Ciudad de México fue un fiasco de principio a fin. Nunca se quiso profundizar en las declaraciones que en vida hicieron Nadia Vera y Rubén Espinosa responsabilizando al gobierno de Javier Duarte de lo que los llevó a abandonar Veracruz y de lo que pudiera llegar a sucederles.
En cambio, el gobierno de Miguel Ángel Mancera armó una trama grotesca para buscar cerrar el caso criminalizando a las cinco personas asesinadas, y que incluyó el circo de “interrogar” a Javier Duarte en la comodidad de sus oficinas de palacio de gobierno, solo para que negara tener algo que ver en el multihomicidio. Igual que ahora jura que es “inocente” de la barbarie en la que sumió al estado en su sexenio.
Las conclusiones del gobierno de la Ciudad de México fueron rechazadas por los familiares y la investigación, de tan negligente, fue objeto de una recomendación por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, por la violación de los derechos fundamentales de las víctimas.
A cuatro años del crimen, de acuerdo con lo publicado por la revista Proceso en su más reciente edición, la investigación sería reabierta por la Procuraduría de la Ciudad de México desde cero para “subsanar” las omisiones de las pesquisas originales y se incluirían, entre otras líneas, las amenazas contra Nadia Vera y Rubén Espinosa, “la existencia de grupos armados civiles en Veracruz que vigilaban y agredían a activistas y periodistas”, y “el funcionamiento de empresas de seguridad privada en la capital mexicana, presuntamente afines” al ex secretario de Seguridad Pública del duartismo, Arturo Bermúdez Zurita.
Líneas de investigación que debieron explorarse desde un principio. Quizás habrían evitado todos estos años de dolor e impunidad. Ojalá no sea una simulación más.
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