HACE MUCHO tiempo, en este mismo espacio, comentábamos que el PRI, como partido político, no estaba muerto y que todo su desprestigio se debía, en cierta forma, a que unos cuantos, aprovechando sus siglas, se enriquecieron injustificadamente al grado de que muchos que habían ambicionado tanto, no se dieron cuenta que tarde o temprano podrían ir a la cárcel, tal y como sucedió con el Ex gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, quien hoy se encuentra todavía preso en una de las celdas del Reclusorio norte de la ciudad de México, aparentemente olvidado por quienes le acompañaron en su gobierno y que salieron con su problema económico resuelto, quizá, para toda la vida.
Claro que Javier Duarte, no lo es todo, pues también existen muchos otros responsables del saqueo histórico del pasado en la entidad veracruzana, que también se enriquecieron y que andan sueltos, gozando, dicen algunos, de las fuertes cantidades que se llevaron de las arcas estatales, aunque eso de que andan gozando, pudiera ser una mera forma de establecer las cosas, porque más bien, andarán preocupados porque en algún momento puedan ser perseguidos, cuando la impunidad se les termine, alcanzada, solamente, por haber devuelto parte del botín.
Pero eso, en estos momentos, ya es otra historia, porque poco a poco el grupo de malhechores de la pasada administración, viene siendo señalado por sus deshonestos actos. Lo que nos ocupa hoy es volver a insistir que el Partido Revolucionario Institucional, está dando muestras de que aún respira y lo hace con tanta fuerza que pudiera, como también lo señalamos hace tiempo, dar la sorpresa política en los comicios del inmediato futuro, pues aunque la reestructuración general de sus cuadros nacionales todavía no termina, se advierte que hay de por medio un nuevo interés en volver a ser protagonistas de la vida política de la entidad y desde luego, a nivel nacional.
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Hasta hace pocos días, seguían haciéndose comentarios en los medios sobre la casi nula existencia del tricolor, aunque poco han observado los pasos que sigue y que posiblemente sean las nuevas generaciones de políticos que tengan la mayor obligación y responsabilidad de situarlo en un buen lugar para después emprender el camino hacia el sitio que le ha correspondido históricamente.
Si volvemos sobre este tema, es porque, viéndolo bien, todos tienen una enorme cola que les pisen. Ahora le ha tocado al PRI, porque, incluso, sus propios hijos, que alguna vez se hicieron ricos a su costa, lo han puesto en el banquillo de los acusados, no porque en verdad crean que es culpable de tal o cual situación política y económica del país, sino que porque ahora, ya se encuentran en otro partido y quieren deshacerse de su pasado, echándole toda la culpa a la propia organización política que les permitió llegar a los puestos en donde se encuentran, incluso, haber alcanzado la propia gubernatura del Estado.
Ahí está Dante Delgado Rannauro, ahí está Miguel Ángel Yunes Linares, ahí está, incluso, el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que no puede desmentir que antes fue priista de hueso colorado, así como una larga fila de políticos que han destacado a nivel nacional y que ahora se encuentran formando parte de otras organizaciones políticas que les han permitido seguir en el ambiente político.
Los políticos, en su mayoría, van y vienen por todos los partidos políticos, es decir, buscan siempre acomodarse en el mejor momento y cuando ya no los aceptan, van por otro camino, creando, incluso, sus propios partidos políticos para seguir participando activamente.
El PRI, como partido político, volverá por sus propios fueros y esto no es nada del otro mundo, pues no es precisamente que se niegue a morir, sino que todavía tiene fuerzas suficientes para seguir siendo parte de la historia política de este país y de este Estado
Muerto no está, pero sí tiene que hacer, con su militancia, uno de los más grandes esfuerzos políticos para mantenerse activo y participativo. Su origen está basado de alguna manera en los principios revolucionarios que marcaron el inicio de la transformación de este mismo país, donde también cambió su propia cara, pues no hay que olvidar que hasta sus siglas se modificaron, como sus mismos principios e ideales.
Para ganar, sin embargo, el tricolor, tendrá que hacer uso de buenas cartas, es decir, de buenos personajes, honestos militantes y políticos cumplidores, porque el pueblo está cansado de promesas no cumplidas, de políticos irresponsables, de personas no comprometidas y de programas y proyectos no concretados.
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NO SERAN SUFICIENTES.
SE AFIRMA POR TODOS LADOS, que la Guardia Nacional, compuesta ya por un poco más de treinta y cinco mil elementos, no será suficiente para frenar la enorme violencia que acapara, cada día que pasa, más espacios dentro del territorio nacional.
No se requiere tanta gente para el combate a la delincuencia, pues bastan unos cuantos para poner el orden, siempre y cuando esos cuantos, sean personajes seriamente comprometidos con su trabajo, con su país, con la propia gente que les da su propia confianza.
De nada sirve que desfilen por las calles unidades repletas de soldados, marinos y ahora, de los que integran la Guardia Nacional, si apenas pasan, cuando ya se sabe de hechos delictuosos, porque la estrategia contra el crimen, no es espantar con el petate del muerto, sino con acciones de investigación profunda para conocer a fondo el problema que nos aqueja, para estudiar detenidamente el campo que se pisa.
Las grandes cantidades de dinero que se ocupan para estos menesteres, son tan elevados que bien podrían aplicarse en reconstrucción de escuelas, en el reforzamiento de la educación familiar, y desde luego, en la atención de policías estatales y municipales, con sueldos decorosos y prestaciones elevadas para darle respaldo suficiente a quienes se encuentran más cercanos con la gente.
La Guardia Nacional, es un manto deforme, como un monstruo que no tiene identificación con nadie, pues hasta entre ellos mismos, pues, se desconocen.
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EN EL MES PATRIO.
SEPTIEMBRE ES el mes de la patria, pero también el mes en que deba renovarse la titularidad del Órgano de Fiscalización Superior, el ya famoso ORFIS, que en los recientes meses ha dado mucho de qué hablar, tanto por este hecho de la conclusión del periodo que tiene todavía a su cargo el Auditor General, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, como por las acciones que ha venido tomando, en conjunto, para hacer valer su autoridad y su existencia como órgano rector en el manejo de los recursos públicos que llevan a cabo las instancias que son entes verdaderamente fiscalizables.
Sin embargo, este no es el problema que le ha dado fama al ORFIS, sino más bien por la politización en que se ha convertido su proceso de sucesión. Ocupar el cargo de Auditor General, es una enorme responsabilidad, tanto que los diputados que tendrán que someter a estudio todas las aspiraciones, se verán en su más difícil papel como representantes populares.
Son más de cincuenta aspirantes, según se tiene entendido, pero el hecho de haber alzado la mano el mismo Auditor, para quedarse otro periodo, levantó las más airadas protestas.
Y uno se pregunta, ¿ A qué se debe tanta reacción negativa, si muchos de los que atacan, ni siquiera conocen a Portilla Vázquez, y menos el trabajo que ha desempeñado ?.
Ahí lo dejo, para la reflexión.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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