El crimen en cualquier modalidad es la evidencia del tremendo vacío dejado por el Estado.
Las cifras que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad presenta son escalofriantes.
Veracruz es la entidad más violenta en todos los sentidos del país.
Cuando hablamos específicamente del trato hacia las mujeres el tema muestra señales de alarma.
114 feminicidios en el periodo registrado entre enero – julio de este 2019, evidencian la realidad.
A la cifra de horror, se debe sumar que, en el mes de diciembre de 2018, se cometieron en la entidad 18 feminicidios más.
Aun cuando al Gobierno del Estado las cifras no le cuadren y aluda que se le están maquillando las mismas, los hechos los rebasan.
La inoperancia, la falta de experiencia gubernamental, la evidencia de actos de negligencia para con la sociedad se reflejan en el dato duro.
Ciudades como Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba, Veracruz, Emiliano Zapata, Acayucan, Agua Dulce, Papantla, Poza Rica, Río Blanco, Tierra Blanca, Huatusco, Minatitlán, Orizaba, Sayula de Alemán, Tlalchichilco y Tuxpan forman parte del “Top Cien” de las ciudades más violentas del país.
Aunado a ello, el tema de la violencia de género, esa que deja marcas y secuelas físicas hace que Veracruz se instale en séptimo lugar nacional por el delito de “lesiones culposas”.
365 los casos reportados.
La vergüenza producto de estos hechos son parte de una sociedad que pareciera acostumbrarse a ello, sin que nada, ni nadie remedie las cosas.
Ya ni hablar del secuestro, ese otro delito que por sí mismo representa la vulnerabilidad de todo estado de seguridad humana que debiera garantizar el Gobierno.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad la cifra es de escándalo, 68 casos en los primeros ocho meses del año; mismos que cuenta la administración de Cuitláhuac García Jiménez.
Tan solo este fin de semana dos hechos espeluznantes fueron registrados en la región capital.
Por un lado, el asesinato artero de una mujer en pleno centro de Coatepec.
En otro, un feminicidio, al interior de una familia, en donde esposo e hijo serían los presuntos responsables.
¿Hasta dónde habremos de llegar? ¿Qué nos falta ver, para no perder la capacidad de asombro?, mientras las autoridades siguen enfrascadas en un pleito bizarro aventando culpas a diestra y siniestra.
La sociedad veracruzana debería estar avergonzada, ante su incapacidad para exigir al Gobierno Estatal resolver la crisis.
No es posible seguir jugando a intentar ser gobierno, es momento de actuar, de dejarse de estúpidas diferencias, los veracruzanos eligieron autoridades para que con capacidad profesional actuaran, no para que vinieran a improvisar.
El descrédito y desprestigio nacional e internacional ya lo tienen, es momento de actuar y nada más.
Al tiempo.
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