La oposición ahora pone atención en cosas que antes no advertía. Su percepción se ha vuelto más fina y atinada ante la carencia de asuntos gruesos que cuestionar dentro de la administración pública. Lo superfluo se vuelve trascendente ante la falta de temas para cuestionar a las autoridades, y entonces hasta las facciones y la ropa son tema para calificar de mal gobierno lo que antes no se percibía. Su ciclo de complacencia con el poder terminó, ya no más lisonjas, odas ni alabanzas.
Incluso en los espacios públicos de la oposición se llega al extremo de que surja una asociación que se llama #NoMásDerroches, cuando debió establecerse en el sexenio de Peña Nieto, o en el de Calderón o Fox. Pero lo que antes no se veía ahora es notorio, digno de comentario, trascendente, estructural, incluso transformador.
Por un lado se quejan de la austeridad y por otro del derroche. Hacen de las promesas de campaña una extorsión ante los medios, que cobran venganza en nombre de otros.
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Así, desde las fundaciones que se enriquecieron con los regímenes del PRI y del PAN y que no faltó alguna que lavara dinero, ahora quieren chantajear al gobierno en nombre de la honestidad que no les caracteriza ni han defendido jamás.
Nombres como Claudio X. González, o el organizador de las marchas en Monterrey que sólo lo hace para desaburrirse de una vida que nunca le ha dejado ninguna satisfacción. Manchan las calles de hipocresía que anteriormente no advertían porque formaban parte de la corrupción, el autoritarismo, la antidemocracia, que ahora enarbolan.
Echan montón a pesar de ser pocos estos personajes, Alejandra Morán, de Chalecos México; Luis Antonio García, de Observatorio Ciudadano, y Maribel Fernández, de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Alejandra López, de Cambiemos México; Walter de la Cruz, de México Convoca; Víctor Contreras, de Voces de Contrapeso; y Ciro Mayén.
Desde luego que este tipo de excesos obedece a una estrategia, son la plataforma de despegue de un lenguaje que va de lo agresivo a lo despectivo, racista y excluyente, donde el objetivo es descalificar al gobierno. Esas descalificaciones siguen una fluctuación que va del cuestionamiento, aparentemente legaloide, hasta el insulto. Es en este donde los límites se traspasan con toda intención, quieren un dique de contención que salga de las palabras del Presidente en una de esas conferencias mañanera donde los medios mandan a sus gallos de pelea dizque a hacer periodismo.
Así, los excesos intentan provocar respuesta visceral que se asemeje a la censura, y entonces tener el trofeo que siempre han deseado los medios nostálgicos del chayo: la acusación de censura, de represión periodística de coerción de la prensa, de intimidación de los medios, de agresividad a los comunicadores, de atentados a la verdad.
Es un esquema que se usó en Chile, Argentina, Brasil y que tanto los medios implicados como los reporteros utilizados, no lo desconocen. Pero el individualismo es superior a la ética y rebasa toda conciencia social a grado tal que niegan lo evidente y resaltan lo endeble. Hacen a un lado la historia, e intentan colocar al país en uno de los puntos más negros del pasado de la historia de América Latina.
La realidad ya no les es común. Las consignas hacen de un mismo hecho diferentes versiones que terminan no sólo por contradecirse sino por chocar entre ellas. Ese es el signo del periodismo de nuestros tiempos. Es la evidencia de la traición a la verdad.
La variedad de sucesos inventados, al ser versiones propias de cada medio, se contradicen y se enfrentan, mientras la realidad se escapa de sus notas y comentarios. La verdad camina por la cotidianidad del país sin que algunos periodistas quieran vulnerar lo ileso de su andar solitario.
Ahora se llenan la boca al decir que defienden la democracia, el estado de derecho, la libertad, cuando en realidad formaron parte del lado más oscuro de la historia contemporánea no sólo como testigos mudos sino como cómplices. PEGA Y CORRE.- Conocedor de la oposición sin razón y de la inaceptable crítica injustificada, el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, ante la oleada de cuestionamientos y afirmaciones de que la CNTE trazó la legislación de las leyes de educación secundarias aprobadas, advirtió a la oposición que lean las leyes primero, que conozcan cómo quedaron y después critiquen… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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