Las campañas mejor logradas que han alcanzado impacto mediático han sido realizadas por firmas privadas, como el de las toallas íntimas Always y su campaña #LikeaGirl (inteligente y divertido para reflexionar sobre los estereotipos de género), Look at me. We can stop it (Veme: Lo podemos detener) la cual mostraba rostros de mujeres con señales de golpes, esta campaña tuvo su contraparte en México y fue de las más comentadas porque mujeres destacadas participaron en ellas como el rostro de la mujer golpeada.
Se pueden mencionar muchas otras como el movimiento #metoo para denunciar la agresión sexual, la campaña promovida por Beyoncé “I’m not bossy, I’m the boss” (no soy mandona, soy la que manda) para reivindicar los derechos en el terreno laboral, Dove real para luchar contra las imágenes estereotipadas de mujeres o #AlertaMujeresMx que tuvo la participación de actrices y activistas para tratar de erradicar la violencia y el acoso, lo mismo que la campaña #YoNoCierroLosOjos para visibilizar la violencia hacia las mujeres. Y otras más, con mayor o menor impacto. Esfuerzos se han hecho y el tema, sin duda, está ya en la agenda pública, pero han quedado espacios un tanto abandonados y son las redes sociales.
En Facebook y Twitter se comparte mucha chunga, muchos mensajes ingeniosos y divertidos, quizá por eso han tenido tanto éxito. Se difunde información, pero se trata de lo más obvio y destacado. En las redes es posible enterarse rápidamente si hay un huracán o si falleció José José, pero también lo que comió la amiga, la prima, conocer al novio de la hermana, dónde andan viajando nuestros conocidos en tiempo real y casi toda la vida social de nuestros “amigos”. Además, lo que abunda, son los memes, este vehículo de expresión que se ha vuelto tan popular porque toma una información o imagen y la modifica con el objetivo principal de hacer reír. Esta es la razón por la que se comparten tan profusamente. Y ahora, con los dispositivos móviles enlazados, aplicaciones como whatsapp, Instagram, Pinterest y otras también contribuyen en la difusión de memes o imágenes que son en sí mismas un editorial.
Quizá pueda entenderse que en un mundo con tantos problemas, una puerta de escape sean estos vehículos que proveen de material para hacer reír.
Es bien sabido que los memes no se producen de manera espontánea, suele haber empresas, grupos políticos, o particulares que emplean a “mememakers” para construir este tipo de mensajes. Una forma de enganchar a las audiencias de redes son simplemente los memes chistosos y claro ahora hay muchos memes políticos, burlas sobre frases hechas, etc. En ellos también hay “memes” antifeministas y muchos, más que los mensajes que promueven los derechos de las mujeres.
Hasta donde logro ver, los mensajes de los grupos o activistas que defienden los derechos de las mujeres tienden a ser serios, pueden tener atractivo visual y logran muchos de ellos el elemento fundamental para ser leído: la síntesis. No obstante, los memes que abundan son los antifeministas y todavía más interesante es leer los comentarios de los lectores, quienes generalmente se pronuncian a favor del mensaje antifeminista. Describamos algunos ejemplos.
Ejemplo 1. Imagen del Profesor Xavier (de los X-Men) y el mensaje: “Bienvenido a los X-Men. ¿Cuál es tu mutación?” En la parte inferior de la imagen “Odio los libros, la filosofía, la teología, los cromosomas, la anatomía, la psicología, la biología y la genética. Perfecto, te llamaremos ‘Ideología de género’”
Ejemplo 2. Una imagen imitando el formato de la señalética urbana donde una persona desecha el símbolo femenino que tiene un puño en el centro del círculo y la leyenda “Tira el feminismo al basurero de la historia”.
Ejemplo 3. “Feministas aseguran que el ajedrez fomenta el feminicidio porque se mata a la reina” con personajes de la serie Futurama que ríen por el mensaje.
Ejemplo 4. Imagen caricaturizada de una mujer gorda con el pañuelo verde que simboliza la exigencia por legalizar la interrupción del embarazo. La premisa en la parte superior: “Debatir sin buenos argumentos e insultando”, remate en la parte inferior: “Cosas de feminazis”.
Ejemplo 5. Una imagen con dos partes. En la superior una mujer con un embarazo avanzado y desnuda reclama “Puedo abortar. Es mi cuerpo”. En la parte inferior la imagen de otra mujer serena, peinada sobriamente y en actitud de reflexionar contesta “Falso, es el cuerpo de tu hijo. Si fuera tu cuerpo, serías tú la que moriría”.
Ejemplo 6. Dibujo animado de un hombre riendo “No es que sea machista, sólo que las mujeres son tan inferiores”.
Ejemplo 7. Una cara deformada riendo: “¿Saben por qué son cortos los chistes machistas? Para que los entiendan las mujeres”.
En estos pocos ejemplos podemos ver que se construyen memes para diferente tipo de audiencias, para jóvenes familiarizados con películas de superhéroes o series animadas, para audiencias más informadas sobre los hechos recientes en las marchas de mujeres, pero la mayoría de ellos son mensajes construidos con códigos básicos y directos que no le exigen al lector mucha reflexión, ingeniosos sí, con humor sencillo para ganar la atención del lector y lograr que sean fácilmente compartidos. Porque cuando nos llega algo que consideramos simpático, rápidamente lo queremos compartir con la familia o los grupos de amigos que formamos en las redes o aplicaciones. Incluso son tema de conversación porque hacen reír y los lectores celebran el ingenio del mensaje.
Este enorme cúmulo de mensajes que todos los días actúan en contra de los derechos de las mujeres y promueven la violencia hacia nosotras parece estar olvidado, pero están haciendo su labor y es terrorífica. Y no hay en el panorama memes que les hagan un verdadero contrapeso.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en los territorios ocupados, el ejército nazi detenía y confiscaba cuadernos u hojas en los que algunos habitantes (como lo documenta Kathleen Stokker en su artículo “Heil Hitler – Dios salve al rey: Chistes y la resistencia noruega 1949-1945) se arriesgaban a registrar los chistes contra la ocupación nazi, porque sabían que esta era una forma eficiente de resistencia. Algunos pocos se atrevieron a guardar esos cuadernos a pesar de ser un delito, pero la mayoría se transmitían oralmente.
Haciendo a un lado la idea de la censura que es negativa, absurda e imposible, se debe estudiar este fenómeno que neutraliza los esfuerzos de instituciones y activistas por promover los derechos de las mujeres. Es preciso reconocer también que en este terreno está haciendo falta activismo con las mismas reglas: el humor. Construir mensajes creativos, humorísticos y fáciles de leer para que tengan la misma oportunidad de convertirse en virales. Para ello también es preciso desterrar la idea descabellada de que desde una o varias computadoras se “viraliza” algún mensaje, estos se difunden y se hacen virales porque se recomiendan a sí mismos y no porque sea posible “viralizarlos”, a menos que se cuente con grandes recursos para hacerlo con “bots”.
El feminismo y la lucha por los derechos de las mujeres tienen pendiente una gran batalla en este terreno.
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