Los datos de contexto nacional son importantes para el examen de aquellos de orden constitucional en el ámbito local. En efecto, en marzo de 1998 Zedillo se inclinaba por la candidatura de Miguel Alemán Velasco al gobierno de Veracruz, fuerte político-empresario y primogénito de un expresidente de la república. El proceso electoral a la gubernatura de Veracruz caminó sin objeciones ni controversias importantes, y el 1 de diciembre de 1998 Miguel Alemán Velasco asumía el cargo con resultados electorales holgados que contrastaban con la derrota del PRI en los comicios federales de 1997, los cuales alteraron el equilibrio y los contrapesos de poder en el Congreso de la Unión, significado por la pérdida de la mayoría absoluta necesaria para controlar la cámara de diputados y la inusitada unión de los diputados de todos los partidos de oposición para bloquear cualquier intento de que el PRI ejerciera la mayoría relativa con ventajas (aunque conservaba la mayoría absoluta en la cámara de senadores). En el discurso de toma de protesta de Miguel Alemán Velasco, la alusión a la crisis del sistema político era evidente: el nuevo gobernador de Veracruz expresaba en 1998, textualmente, la idea de impulsar “un nuevo pacto social”, de “una reforma de la legalidad a partir de la propia legalidad”, frente a las circunstancias nacional y estatal imperantes.
El discurso dijo más cosas, pero desde un punto de vista absolutamente político, esto constituyó el fondo del mensaje gubernamental. El marco para el anuncio fue el estadio universitario, habilitado previa y excepcionalmente por el Congreso del Estado para esta ocasión sexenal de ceremonia y discurso de cambio de gobierno, lleno ese día de asistentes e invitados especiales que daban un sentido multitudinario al evento oficial. El apoyo del presidente de la república, los resultados electorales, el origen familiar y político, la condición empresarial y la conocida relación de Alemán Velasco con los medios de comunicación nacional e internacional, produjeron que desde ese mismo día se comentara en diversos espacios y ambientes que no se trataba de cualquier acto de cambio de gobierno. Frente a las circunstancias políticas que privaban en 1998, el nuevo gobernador se erigía como un serio aspirante a la candidatura presidencial para el año 2000, y como posibilidad de detener o revertir la entonces acelerada tendencia a la baja del PRI, ante los aires de transición política que se dejaban sentir con fuerza sobre todo en el entorno nacional.
Poco más de dos meses después, en febrero de 1999, el gobernador anunciaba la creación de la Comisión encargada de elaborar el proyecto de nueva constitución, que debía quedar terminado en el último trimestre de ese año para su presentación ante el Congreso Local. Siete “civiles” y dos “funcionarios” la integraban, bajo el denominador común de que todos se dedicaban profesionalmente a la materia constitucional. Desde un principio quedó claro para los “civiles” que debían concentrarse en el asunto para el que se los había convocado; en tanto que los “funcionarios” facilitarían los acercamientos y consultas con el ejecutivo estatal, porque sus funciones administrativas les daban esa capacidad de interlocución directa. La comisión tenía claro que al gobernador le interesaba realmente que se actualizara la constitución del estado, y que su diseño y contenido fuera vanguardista, porque un producto constitucional con estas características … Seguiremos. |