Los panistas lo saben, a nadie en su sano juicio le conviene un partido dividido.
Bajo esa premisa, Guzmán Avilés, sabe que es un momento coyuntural de vital relevancia, pues para lograr el retornó al gobierno estatal se requiere de la suma de todos los militantes.
En ese entendido, la operación cicatriz deberá tomar en cuenta a vencedores y vencidos, bajo el argumento de que un PAN unido jamás será vencido.
Pero para ello, es importante retomar el diálogo y la interlocución, al menos el primer paso habrá de estarse dando en el Congreso del Estado de Veracruz.
Los cambios al interior del Grupo Parlamentario con la llegada de Omar Miranda Romero a la conducción legislativa abren la puerta para la construcción de una oposición fuerte, siempre y cuando los 13 legisladores panistas, lo entiendan y cierren filas.
Hoy por hoy, los ojos de la sociedad están puestos en la oposición que ellos representan, pues es evidente que los resultados ofrecidos por Morena y su 4T no han sido los esperados.
El acompañamiento que los legisladores panistas den a esa fuerza mayoritaria, ejerciendo el contrapeso crítico y a la vez consensuado que convenga a Veracruz, será la nota de presentación de esta fuerza política para el 2021.
La elección intermedia en donde habrá de renovarse Congreso Federal será por mucho la prueba de ácido de un panismo que tiene todo para construir el retorno al poder, con el apoyo de algunos partidos políticos de oposición.
La lucha por demás intestina que se desarrolló en el pasado proceso interno evidenció el peso específico de todos los grupos, lo que los obliga a convencerse de que unidos hacen la fuerza.
Esperemos que, por el bien de Veracruz, sus legisladores dejen atrás ya el revanchismo político y cierren filas en aras de realizar una exhaustiva glosa del Primer Informe de Gobierno de Cuitláhuac García.
Pues la exigencia de resultados y la rendición de cuentas serán la prueba de fuego tanto de la administración estatal como de esta oposición que se juega su posible existencia.
Y es que las actitudes mostradas por los integrantes de la 4T son de evidente intento de exterminar a la oposición, para garantizar la perpetuidad de un régimen que en tan solo 11 meses ha dejado un amargo sabor de boca a la sociedad que confió en ellos.
Al tiempo.
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