Así, nos encontramos con que según la secretaria de Turismo, Xóchitl Arbesú Lago, “gracias a la promoción turística” del gobierno, Veracruz ha sido visitado por “dos millones 233 mil 731 turistas” hasta el corte del mes de septiembre. Y lo mejor, que esos turistas han dejado una derrama económica de “seis mil 707 millones 700 mil pesos” en la entidad. Cifras absolutamente fantásticas…pero porque pertenecen al reino de la ilusión y los sueños guajiros.
Nada más hay que preguntarles a los hoteleros y prestadores de servicios de distintos puntos del estado para conocer cuál es la realidad del sector: negocios en quiebra, poca o nula afluencia de visitantes, cierre sistemático de establecimientos. Veracruz se antoja… pero para salir corriendo.
El caso del secretario de Infraestructura y Obras Públicas, Elio Hernández Gutiérrez, es francamente patético. De un presupuesto de más de dos mil 450 millones de pesos, el propio funcionario tuvo que admitir que solo se han ejercido hasta el momento mil 94 millones 726 mil 284 pesos. Esto es, solamente 51 por ciento de lo que a estas alturas ya tendría que estar por terminar de ejecutarse.
Pero el neofuncionario –cuyo único mérito para estar en el cargo es ser cuñado de la diputada federal plurinominal de Morena, Dorheny García Cayetano, cercanísima al primer círculo de poder en el estado- dice, cachetonamente, que su compromiso es aplicar el 49 por ciento de casi dos mil 500 millones de pesos en lo que resta de 2019, al que solamente le quedan poco más de 30 días.
Y así, entre presupuestos mal aplicados, subejercicios, asignaciones de obra pública sin licitación de por medio –otro de los sellos característicos de la “honesta 4T”, muy presentes en dependencias como la propia SIOP y la Secretaría de Desarrollo Social estatal, la operadora electoral del régimen-, y números que solo existen en la imaginación de funcionarios, los ineptócratas dan fe de su falta de preparación para los cargos que ostentan, de los intereses a los que sirven y por los cuales se encuentran en esos espacios, y de hechos que bien podrían enmarcarse en actos de corrupción.
Aunque algunos de los furibundos defensores de oficio de la autodenominada “cuarta transformación”, en su afán por hacerse como el “tío Lolo” y justificar a ultranza todo lo que se haga ahora desde el poder, afirmen que el que los funcionarios no sepan qué hacer no es corrupción, solo incompetencia, incapacidad o torpeza.
O como quien dice, no son corruptos, solo son pendejos. Ya vamos entendiendo el “cambio de paradigma” del que hablan. ¡Qué alivio!
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras |