Hay quienes aseguran que Blanco Herrera, el personaje central de esta canción, existió y efectivamente, tras desaparecer, lo dieron por muerto, hechos según ocurridos en Antioquia, Colombia. Al cabo de un tiempo, regresó a su casa cuando ya su familia “lo había enterrado” y de ahí ese estribillo famoso:
“No estaba muerto / andaba de parranda…
No estaba muerto / andaba de parranda…”
La canción “El muerto vivo” viene a cuento por Karen, la joven que sacudió a la Ciudad de México después de que reportara a su madre haber abordado un taxi y comentara la actitud sospechosa del ruletero.
¿En qué acabó esto? De acuerdo con el video que Ciro Gómez Leyva expuso hace una noche en su noticiario, en una cosa simple: Karen mintió para hacerme recordar otra canción, ésta de María Conchita Alonso: “Una noche de copas”.
“Fue una noche de copas / una noche loca
Besé otro besos / olvidé tu boca
Manché tu imagen / Me perdí yo sola
Y esa es la historia…”
Claro que en idioma “Mijis”, se traduce en que empezó en “peda” y acabó en “cruda… moral”.
Tras descubrir la mentira de Karen, pasa al juicio de las redes que no perdonan. Si bien es lamentable la ocurrencia de Karen ante la situación que se vive en muchos puntos del país con respecto a violencia hacia las mujeres, que van desde levantones, ataques sexuales y feminicidios, “el caso Karen” (el hecho, no ella) no debe ser excusa para bajar la guardia. Karen no debe ser la excusa para que si una madre, un padre, alguien reporta la desaparición de su hija, hermana, esposa, novia, se mengüe la lucha por ayudar, por compartir, por retuitear…
¡Vamos! Ayer, mientras se hacía escarnio a la “noche de copas” de Karen, en la Ciudad de México se reportaba la muerte de tres mujeres con arma de fuego…
Al final, más vale que cantemos “No estaba muerto / andaba de parranda”, que llorar y lamentar que las mujeres sigan convirtiéndose en cifras para nuestras autoridades, y víctimas de depredadores que están al acecho de ellas.
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