Hace unas horas en el tema de la rifa del avión, a los pocos minutos de que el
Presidente habló sobre las posibles condiciones de dicho movimiento, la jauría se soltó con todo y rabia para hablar de lo que evidentemente desconoce.
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el diseño del “cachito” de Lotería para la rifa del avión presidencial, la cual se llevaría a cabo si no se presenta una oferta para la compra de este.
Los recursos recaudados, recordó, sean por la venta o la rifa, serán destinados al sector salud, en la compra de equipos para hospitales. Aclaró que en el caso de la rifa solo falta que las reglas queden bien establecidas, ello para que el ganador “no se desgracie” sino que le represente un bien.
Subrayó que de no haber oferta de venta, la rifa por medio de la Lotería Nacional sería ?el 5 de mayo, para ello también se tendrá que revisar el marco legal de la Lotería Nacional y poder realizar un sorteo en especie.
De inmediato la desinformación que se realiza de manera voluntaria comenzó a invadir los medios, al decir que la Lotería Nacional daría el número ganador, y señalaron que esos no son los fines que le dan origen a dicha institución.
Inmediatamente se soltaron sobre el tema de los impuestos, como si el problema de la adquisición de un avión innecesario, con el dinero de los mexicanos, no fuera suficiente tema. Para atajar dichas especulaciones, la jefa de gobierno de la Ciudad de México anunció que si el ganador de la rifa vive en la capital del país, los impuestos serían condonados.
El hecho no puede reducirse a los impuestos, o la calidad de Asistencia Pública de la Lotería Nacional, que nunca se sale de sus atribuciones, sino que, esos mismos periodistas que ahora se preguntan por la manera en que se pagarán los impuestos de la aeronave, nunca denunciaron el exceso de Felipe Calderón para comprarlo, ni de Peña Nieto, para empezar a usarlo. Guardaron un silencio cómplice que los condena desde ese momento a padecer una irremediable falta de ética. PEGA Y CORRE. - Resulta por demás inexplicable la demanda de los padres de los niños con cáncer, porque en lugar de que su exigencia para que los medicamentos para esta enfermedad no escaseen, establecen mesa de negociación para que los medicamentos no falten, como si su exigencia fuera política y no de urgencia. Por eso se duda de la autenticidad de su movimiento y de la prisa y de la emergencia que aseguran tener en esas familias. Desde luego que hay sospechas muy cercanas a la realidad donde como sospechosos se ubica a un partido político que moviliza a los padres de los niños con cáncer y les dicta el discurso y sus formas de presionar… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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