La pregunta obligada es por qué no esperó la Federación hasta finales de año para hacer este enroque político.
La respuesta la da la propia federación al activar la alerta roja tras la escalada criminal desatada en Veracruz, no en los últimos días, cruenta en la zona de las altas montañas, sino en los últimos 14 meses en donde prácticamente siete carteles del crimen organizado, han tomado a sangre y fuego el control del estado.
Por más que se reiteró a Cuitláhuac la necesidad de organizar con el apoyo federal, una cruzada contra la criminalidad, simplemente se cruzó de brazos esperando el olvido oficial.
Por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador vino y regresó 13 veces a Veracruz en 2019 para darle todo el respaldo al “bendito” gobernador, según sus propias palabras, éste no movió un dedo – y no lo hizo porque no sabe- en favor de la seguridad pública.
La situación empeoró con la ayuda cero de su segundo de a bordo, Eric Cisneros, quien más se ha ocupado en ponerle el pie al jefe y llevar agua a su molino, que ayudarle a resolver el problema de la gobernabilidad.
Veracruz, por tanto, se convirtió en tierra de nadie.
Y ello es inadmisible para el centro de poder y conflicto. De ahí la determinación de mover tres piezas clave para que marcaran el principio del fin de la administración de Cuitláhuac García.
Desde Palacio Nacional le encomendaron a Ricardo Ahued, ex alcalde de Xalapa, diputado, senador y afiliado a Morena, a Rafael Hernández Villalpando, político, abogado, académico ligado a Morena y ex alcalde de Xalapa, y al actual Procurador Agrario, Luis Hernández Palacios, abogado, economista, doctor en Ciencias Sociales y uno de los cinco más cercanos a López Obrador, que asomaran la cabeza.
Uno, Ahued, quien aunque no necesita ir a la peluquería, llamó a la tropa a charlar mientras lo peinaban y decirles que está listo para servir a Veracruz; el otro, Villalpando, reuniéndose en la discreción con políticos y comunicadores para actualizar el pulso de la entidad de cara al desastre de Cuitláhuac, y el tercero Hernández Palacios, para desayunar con sus allegados de toda la vida so pretexto de la toma de posesión del nuevo delegado agrario Vinicio Zamudio.
Así, lo que estaba previsto para finales de año se adelanta de cara al arranque electoral prácticamente en agosto de este año tras observarse que Morena está en serio riesgo no solo de perder la mayor parte de las plazas y el control de Congreso del estado, sino los ayuntamientos más importantes bajo sus dominios como Xalapa, Poza Rica y Coatzacoalcos.
De ese tamaño es la desgracia electoral que se avizora para Morena, ante un PRI, el de Marlon Ramírez, creciente y contestatario y un Partido Acción Nacional en franca reconciliación y listo para rescatar el 1. 5 millones de votos que alcanzó en la última elección.
Pero regresando al primer punto, de la terna arriba citada Ahued es quien destaca. Ya mañana lo veremos en la “Mañanera” con AMLO a donde fue citado ya que más tarde será recibido por el jefe del ejecutivo en audiencia.
Por lo pronto hoy todo indica que aún Director de Aduanas, Ricardo Ahued, es el etiquetado para que a la brevedad posible entre al quite no de Cuitláhuac ya que no se va a convocar a elecciones, sino para ocupar la posición de Cisneros y de paso dar una barrida general a los más torpes y corruptos del gabinete, el de salud, la de turismo, la del DIF y el de prensa.
La urgencia de declararse listo no es porque el cambio vaya a suceder hasta finales de año, la instrucción es ¡para ya!
Cuitláhuac quedará consecuentemente como figura decorativa tras la determinación federal de que ya no cargue lo peregrinos y tras la licencia al cargo pueda subir Ahued a la primera magistratura.
Solo es cuestión de tiempo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |