Y sí.
Se cumple a cabalidad la sentencia de que los carniceros de ayer hoy son las reses del presente.
Con un Poder Legislativo bajo control, un Judicial donde no hay otra voz que no sea la de Cuitláhuac y una Fiscalía General que ostenta la ineptitud como su principal virtud, se cumple porque cumple con el mandato de la escalada vengativa.
Todos bajo la bota de Cuitláhuac García… ¡Corrijo! Todos bajo la pesada bota del “Bola 8”, ¡Corrijo de nuevo!, del señor ingeniero Eric Cisneros de cuya oficina emana todo el poder del actual gobierno.
Hoy trabajar en la Secretaría de Gobierno, así sea en la Intendencia, es la mejor garantía de ascenso, de promoción inmediata, de escalar al poder sin escalera.
Pero ese es otro tema.
El que nos ocupa es el otrora poderoso Secretario de Gobierno de Yunes, Rogelio Franco Castán, quien en su momento hizo y deshizo en aras de quedar bien con el rijoso Miguel Angel Yunes.
Acometió abusos, arbitrariedades y excesos en aras de no alterar al déspota patrón aceptó sin chistar violentar la ley en aras de atrapar a todos los malosos del Duartismo hoy paradójicamente en libertad… Javier está a punto.
Parecieran dos mundos los que Franco ha vivido a la vuelta de unos meses, luego que se dio cuenta que el poder es prestado.
Denunciado en junio de 2017 por su esposa Guillermina Alvarado por golpes y agresiones repetidas; vituperado por el PRD por alta traición, y bajo sospecha de trabajar por abajo del agua para la Fidelidad -en lo particular para su compadrito Erick Lagos- Rogelio Franco hoy recoge las varas.
La pesadilla contra él y su familia inició el pasado jueves 5 de marzo cuando Bibi y Luisa, hijas de Rogelio Franco entraron a la plataforma de las redes con un video en donde señalan de manera descarnada a su madre Guillermina insistiendo en que debe ir al siquiatra, viralizando tal atrevimiento.
La respuesta de la madre no se hizo esperar al denunciar este lunes, también en las redes sociales, que su ex esposo Rogelio Franco, la ha golpeado en varias ocasiones, aunque ya dejó de “tenerle miedo y tras los movimientos en contra de la violencia hacía la mujer quise hacer público mi caso”.
Al mismo tiempo en una nota que publica en el diario de circulación nacional, El Universal, Guillermina da cuenta que “A pesar de no vivir juntos durante dos años, él siempre ejercía violencia sobre mí de todas las formas: física, emocional y económicamente”.
Mientras en una carta a la opinión pública este martes 10 de marzo el número dos del gobierno anterior, hace responsable al gobernador Cuitláhuac García y a la fiscal Verónica Hernández “de lo que nos pueda pasar a mí y a mis hijas, así como a las personas de mi entorno inmediato”.
El ex secretario de Yunes Linares teme por la vida de su familia “pues quienes están detrás de todo esto buscan a toda costa mi cabeza como trofeo político; algo que Veracruz y todo México no deben permitir, pues el claro que sus fracasos y frustraciones han llevado a la entidad al peor escenario de ingobernabilidad e inseguridad en la historia reciente de Estado”.
Con esa expresión Franco decide transitar de lo familiar a lo político.
Por los dichos del denunciado se infiere que las supuestas madrizas a su esposa ahora se las quiere cobrar el gobierno de Cuitláhuac de manera judicial para poderlo entambar.
“No me sorprende que algunos actores políticos se hayan prestado a armar este circo (el de Guillermina)… en un afán desmedido por borrar a toda oposición que pueda poner en jaque sus futuros en la función pública, pues para ellos es importarme sacarme del camino por ser precisamente un opositor del mal gobierno”, se defiende Franco Castán.
Así, en el fuera máscaras Franco revela como los morenos han utilizado a su ex como ariete olvidando que él a su vez utiliza a sus hijas en las redes para darle la vuelta a la tortilla y, como pilón, en una carta mal escrita, acusar al gobernador y sus equiperos de estar atrás de todo.
En fin, temas de familia ventilándose en la vecindad.
Cuando tuvo poder Rogelio Franco Castán era como un Dios. Hoy sin él es un huidizo y miedoso mortal que se la pasa como la Magdalena, llorando en cada esquina.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |