“Elegancia, delicadeza y miedo de nuestros legisladores veracruzanos”
“Contento vine, contento me voy, ya que así lo decidiste y ni las gracias te doy…” rumbero y jarocho, claridoso y encabronado, llega Regulo a la cantina del pueblo, si, pueblo mágico pues, histórico y legendario bar con una puerta entre abierta y con los ojos del “Cheque” fijos en la diminuta rendija, por donde chocan dos miradas, uno para preguntar quien es el imprudente y el otro, para exigirle al amigo de los pequeños lentes y clásica gorrita, la atención a su desgraciada cruda que viene soportando desde el autobús Alfa que salió temprano desde ese lugar maravilloso y espectacular ahora con su arco de entrada a la población…en donde solamente la encantadora voz de la alcaldesa, se escucha y se vuelve a escuchar…
-En una solitaria mesa de mármol se encontraba cabizbajo y hablando solo, el literato instruido y hombre de mundo, lleno de ideas y sentimientos nobles y elevados, el buen Casiano, basta mirarle las escasas nalgas para entender la decisión de sus padres para trambucarlo en la pila bautismal y desgraciarlo toda la vida con ese malvado nombrecito…
-Casianoooo…mi amigo, que digo yo, casi mi hermano, mi sangre, mi cuerpo…¿ Y ahora que chingaos te pasa?
-No, no…no Regulo, estos pinches desalmados, diría yo, desgraciados, infames, medrosos, crueles y brutales…si Regulo estos políticos que llevan el alma sellada con la maldad, gente de poder prosaica y vulgar…no tienen madre ni vergüenza. ¡¡ Brutos…!!
-Eso ya lo sabemos, Casiano, pero y esto que tiene que ver con tantos calificativos para los grises políticos que tenemos?...
-Regulo con toda sinceridad, no te hagas pendejo…mira, tienes esa cualidad de conmover corazones pero aquí hablamos con la verdad; estamos en momentos de terror, de angustia, de dudas, somos cerebro y cuerpo y Dios no apremia ni castiga…Regulo, somos los humanos los que nos estamos desgraciando y estos dueños del poder político no aparecen para ayudar a la pobre gente, sin trabajo, sin medicinas, sin alimentos, sin fe ni esperanza ante tanto abandono de esos que están en el poder y de los que ya se sienten candidatos...¿ y nada, no aparecen?
-Ay Casino…esos solo se dedican a la manipulación, al engaño, a la fama y al dinero, solamente actúan en etapas de sus campañas soberbios y desdeñosos, aristócratas disfrazados como el lobo con la caperucita…los conocemos. Mira Casiano, la culpa es de los ciudadanos, los votantes que reciben láminas, despensas, cemento y estoy seguro que si en la intermedia, la del 2021, aparece mi compadre Adolfo Mota, como candidato, votan por él.
-Si Regulo, lo se…me encabrona ahora. Necesitamos apoyar a la gente, que los diputados que tenemos en el distrito, los de todo Veracruz, regresen a sus distritos y al menos, al menos Regulo, les digan palabras de aliento y de consuelo, un mensaje moral pero les vale madre, no la tienen lo sé.
-Casiano, estaba triste. En la mesa, su sombrero de cuatro pedradas se arrugaba ante la impotencia de su dueño. Sencillo y de talento luminoso se notaba derrotado, tedioso el ambiente y Casiano fastidiado del sufrimiento, se sentía perseguido por la fatalidad y como Zenón de Elea, ya hablaba hasta con los muertos, les narraba sus pesares…la cuarta deformación estaba fallando y el coronavirus se azotaba en todo el país, en todo el universo…
-Regulo…por vez primera tengo miedo…tengo miedo del pasado, ah chingaos, ese es tango. Necesitamos diputados líderes, alcaldes con liderazgo, no héroes pero sí políticos responsables…¿ acaso no podemos vivir como hermanos? Esa alegría de vivir en libertad, sin pendejadas de siglas ni de cementeros y cremas, que se tiran como raquíticos y endebles. Sin los siniestros que se dicen periodistas y no conocen la “o” por lo redondo, la ven cuadrada…¿acaso no se puede estar y convivir con sobriedad calculada y sin insolentes? Mas en estos días nefastos, de traumas y propaganda teatral contemplando el triste destino de los jodidos y de los inseguros…de los huraños, con emociones punzantes…¡ Basta ya Casino ¡
-Algo, no sé, tenemos que lograr, Regulo.
-¿ Para qué Casiano?
-Para muchas cosas contra estos gusanos del desprecio. Contra estos políticos crueles por instinto pero brutos para pensar que volverán a ganar más elecciones; ni ellos ni sus partidos, porque ahora que el pueblo los necesita, no aparecen…cuando lo hagan será demasiado tarde y solamente escucharán la voz de la conciencia ciudadana:
¡¡ Son una mierda…!!
-Ahora entiendo Casiano por qué no llevan ni papel sanitario. No les alcanzará tantos rollos.
-Regulo salió del bar de mi general “jusilado”; dejó a Casiano agitado, pensativo, pálido, con sus pensamientos desordenados y confusos…pensando en la codicia desenfrenada y avasalladora de los hombre del poder…en esa dureza altanera fiel reflejo de la codicia y de la vanidad…poder temporal, pasajero que pronto se les terminará…y entonces…
-Paso el autobús de Regulo, trepó con habilidad de jinete y entonando su vieja canción, se ensilló en uno de los cuarenta mugrosos asientos del camión…
“Contento vine, contento me voy...ya que así lo decidiste y ni las gracias te doy…” |