Con engaños despojaron a los dueños de sus terrenos
Afirma Pancho López, el filósofo ateniense, que los pueblos que no aprenden de su historia están condenados a repetir los mismos errores y esto viene “como anillo al dedo” ahora que se acaba de negociar -no se sabe aún en qué términos y condiciones- la disminución de la cuota de producción del petróleo mexicano.
Por lo anterior resulta interesante recordar la crónica del ingeniero Alfredo Aguilar Rodríguez, que nos hizo llegar uno de nuestros amigos petroleros, en la que narra lo que sucedió a principios del siglo pasado en el norte del estado de Veracruz, cuando se dio el boom de la explotación del llamado oro negro.
Lo que sucedió en Zacamixtle. La competencia por el primer pozo perforado en Zacamixtle la gana La Huasteca Petroleum Company (HPC), es un pozo manso, pero al fin pozo, y Zacamixtle es escenario de la primea chicanada. Esta compañía, lo hace brotar como compañía perforadora no propietaria. El terreno donde está el pozo es propiedad de los hermanos Juan y Emilio Letos (apellido en dialecto huasteca). Una vez controlado el pozo, se presenta Ventura Calderón, administrador y matón de Doheny, y manda llamar a los dos indios y les ofrece 10 mil pesos por el terreno, ellos piden 20 mil, Ventura regatea, pero los hermanos son tercos, y decide que las negociaciones seguirán al día siguiente. Al otro día, todos se vuelven a reunirse en el terreno del pozo, y Ventura expresa mientras abre una llave de la que sale agua salada: No les daremos más de 5 mil, porque el pozo no sirvió y el terreno se echó a perder, y Juan y Emilio reciben los 5 mil. La llave de agua salada había sido conectada en el transcurso de la noche.
En Zacamixtle viven otros indios de apellido Anacleto. A éstos se les engañó diciéndoles que iban a arrendar su terreno, el Lote 24. No sabían leer y lo que firmaron fue una escritura de venta. Su compadre Juan González es el que les lleva el documento. En el Registro Público de Amatlán puede conocer la forma "legal" en que los Anacletos fueron robados. El día 2 de diciembre de 1919 el hermano mayor, Tomás Francisco, resultó donando al señor Ventura Calderón una parte de sus derechos en la sucesión de sus padres Tomás Anacleto y Ana María Reyes; y al día siguiente, 3 de diciembre, Francisco Reyes Anacleto, Pedro Francisco Leandro, Francisco Cristóbal, Antonio, Tomás Francisco, María Francisca y María Antonia, todos Anacletos, y Demetrio Cristóbal, aparecen cediendo y enajenando la totalidad de sus derechos a la herencia de sus padres, en todo cuanto se relacione con la propiedad del lote número 24 de Zacamixtle. Dicen que los desventurados indios recibieron $ 5,670 pesos. En cuanto al lote, lo gozaron los señores Doheny y Bridge, a quienes lo traspasó en seguida el señor Calderón. Resultado final: 400,000 barriles de petróleo robados a los indios Anacletos por aquellos "negociantes", que proclaman por el mundo a son de trompeta la legalidad de sus derechos al subsuelo.
Los lotes 60 y 61 le fueron arrebatados de igual forma a Benjamín Aquino Méndez, que fueron explotados por las compañías Pantepec Petroleum Co., la AGWI, la Mexican Gulf Co. y la Transcontinental, que en conjunto ganaron más de 14 millones de USD, y produjeron 13’134,496 BLS hasta 1935. Del Lote 16 de Antonio Wenceslao Reyes, se beneficiaron las compañías Cosmos y la Corona, que produjo cada una cerca de 3.5 millones de BLS. Otros engañados fueron: Rosa Bautista Vda. de Jiménez dueña del Lote 134, que fue explotado por las compañías Imperio, Pantepec y Mexicana de Inversiones Petroleras y quien no recibió un solo quinto por parte de estas empresas; Antonio Ignacio y Felipe Anastasio propietarios del Lote 114, que fue explotado por las compañías Inversiones Petroleras Co., Pantepec, Unión, Empire y El Águila, lote que produjo más de 22 millones de BLS, quienes pagaron a los 2 hermanos solo migajas; y el de Feliciano Hernández, dueño del Lote 188, que exploto la Huasteca Petroleum Co., empresa que no pago nada. Hubo otros engaños, muchos, que alargarían este escrito.
En los años 20´s Zacamixtle estaba rodeado de poblados pequeños, algunos con una categoría política superior, pues eran municipios, como: Tancoco, Tepetzintla, Amatlán, Temapache, Tamiahua, entre otros, pero la población más importante de ese tiempo era Zacamixtle, por su movimiento poblacional, comercial, y de servicios que la cabecera municipal.
Zacamixtle, que no era más que un villorrio de rancheros se convirtió en un centro de trabajo y vicio de asombrosas dimensiones, la compañía La Corona fue la primera en emprender perforaciones, pero tras ella llegaron las compañías: El Águila, Transcontinental, Internacional, El AGWI La Huasteca y la Mexican Gulf, así como varias perforadoras independientes, todas están en actividad y hay una torre de perforación cada 50 metros. A lo sumo, en total se han levantado unas 200 torres en ese campo donde hasta hace poco era un solitario y tranquilo paraje donde vivían unas 500 personas dedicadas, unas a la labranza y otras a servir como peones en los ranchos ganaderos de la comarca.
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