Cuenta una leyenda urbana que cuando encarcelaron en la celda 27, el Castillo de San Juan de Ulúa –mejor conocida como ‘el limbo’- al popular Jesús Arriaga mejor conocido como ‘Chucho el Roto’ , finas gotas de agua de sal le caían en la cabeza a los presos que poco a poco fue mermaban su salud hasta que morían. 

Lo anterior viene a cuento porque las protestas populares en contra del actual gobierno de la 4T, en las que piden la dimisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, son hasta ahora, eso: gotas de agua que caen al mar. 

De una en una son inocentes, pero aunque hay gotas de agua que parecen inofensivas, al final hacen hoyo, calan piedras, llenan vasos y hacen que los ríos se desborden. 

La mañana de este sábado, tal y como se había anunciado estaba organizando el ‘Frente Nacional Antiamlo’ (FRENA), en al menos 70 ciudades del país se han realizado manifestaciones en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

El Frente ha informado que a su llamado de ‘Únete a la Caravana móvil México en tu Ciudad’, habitantes de la CDMX, Chihuahua, Ciudad Juárez, Cancún, Aguascalientes, Culiacán, Acapulco, León, Mérida, Querétaro, Veracruz Puerto, Boca del Río, Xalapa, Orizaba, Tampico, Tijuana y Zacatecas, entre otras, cientos de personas en largos convoy de vehículos alzaron sus voces y tocaban las bocinas de sus autos gritando consignas contra el gobierno. 

Quizá sean hoy gotas de agua, pero con el tiempo podrían convertirse en tormentas políticas imparables, sobre todo porque es un hecho que son muchos ya los gobernadores y alcaldes de partidos de oposición –que son todavía mayoría- los que están molestos por haber perdido el poder nacional. 

Y si a eso se le agrega que AMLO en los pocos meses que lleva en el poder ha polarizado al país, ¿Qué se le puede agregar?

La preocupante es que la oposición que se ha formado no viene únicamente de los partidos políticos, sino que también se han unido muchísimos profesionistas a los que por haber trabajado en gobiernos anteriores se les ha estigmatizado de corruptos y han sido echados de sus trabajos sin que se les haya podido comprobar nada. 

Lo peor, y lo que más enardece a esa clase media separada, es que AMLO solapa y protege a los nuevos corruptos a quienes, por cierto, sí les han caído en las maromas. 

México no se empieza a parecer a Venezuela, no estamos todavía ni lejos de eso… pero hacia allá puede transitar un país en el que su dirigente ve enemigos de carne y hueso y defiende a un fantasma invisible que el llama ‘Pueblo bueno’ que, muchas veces, no lo parece.

El único problema es que en realidad los partidos políticos ya no son una opción para la sociedad, lo prudente sería que AMLO en lugar de renunciar de resigne a gobernar para todos. 

@frlicona