En Palacio Nacional interesa que tanto el caso de Lozoya Austin como el de César Duarte, quienes en distintos momentos pisarán suelo mexicano, abonen en lo electoral hacia el 2021. Buscan la clásica jugada de dos bandas: legitimar la lucha anti corrupción aprehendiendo ex funcionarios, y por supuesto, recoger los dividendos de ello en las urnas.
Si bien es cierto pareciera que los caminos de Emilio Lozoya y César Duarte desembocan en Peña Nieto, me informan que de manera directa, es decir, a través de grabaciones, documentos o testimonios en firme, no alcanzan de manera sólida al ex presidente, además de que se mantiene vigente el compromiso de AMLO por intentar desmarcarlo.
Sin embargo, de acuerdo a las mismas fuentes consultadas, lo que Lozoya trae podría quemar a ex gobernadores y dirigentes de partidos en ese entonces, situación muy conveniente para Morena, pues resulta evidente el crecimiento del bloque opositor con miras al próximo año.
Las esperanzas de Palacio Nacional para recuperar terreno en lo electoral se fincan en Lozoya, Duarte y Ayotzinapa, es decir, prácticamente en lo que la Fiscalía General de la República pueda hacer. Si bien es cierto las grabaciones del ex Director de Pemex no tienen la voz de Peña Nieto, sí traen las de personajes muy rentables para la opinión pública.
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