En efecto, lo dicho por la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros cobra descarnada relevancia luego que los insultos y golpes han sustituido a la razón.
Vergonzoso lo sucedido hace 48 horas en el Consejo de la Judicatura en donde echaron a patadas a los aviadores de Sofía en tosco arrebato de plazas y de paso, los agresores provenientes instruidos por el Congreso del Estado y la Secretaría de Gobierno, se llevaron hasta las computadoras.
“Solo las guardamos para los que vienen”, asumen los invasores.
En realidad lo sucedido es característico de los chairos, los “cacalover”, como se les denomina a los seguidores de Morena, quienes nunca tuvieron nada, menos preparación académica elemental como es el caso del diputado Juan Javier Gómez Cazarín, hoy flamante Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del estado, una persona con tan solo estudios de primaria cuyo máximo galardón ha sido ser un tramposo vendedor de autos usados.
Es también el caso de la propia Sofía Martínez Huerta, magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia, quien en ocho semanas pasó de ser una simple abogada a la máxima representación del Tribunal Superior y Consejo de la Judicatura.
Otra perla metida en el ajo de la gresca en el Palacio de Justicia el pasado miércoles es el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Zenyazen Escobar, teibolero hasta antes de la llegada de Cuitláhuac García Jiménez, otro cuyo máximo logro político era vestirse de payaso de circo para animar los mítines del PRD y los de Morena.
Esos son los que nos gobiernan ¿Qué puede, por tanto, esperarse de este tipo de gente?
En realidad toda esa camada encaramada en el poder teniendo a su disposición casi 130 mil millones de pesos, que es el presupuesto anual de Veracruz, está cortada por la misma tijera.
Es tanta su ambición de poder y dinero que entre ellos mismos se fagocitan. Es un canibalismo no visto ni siquiera en las peores épocas de los gobiernos priistas o panistas.
Es la total degradación de la política. Es una representación ciudadana que ofende.
Por ello, en amplia misiva la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda argumenta que en el Poder Judicial priman los intereses personales.
“La anarquía en el Poder Judicial se debe a la ausencia de liderazgo jurídico de parte de la Presidenta Sofía Martínez Huerta, quien es una burócrata que nunca ha tenido la experiencia de tomar decisiones ya que en su carrera judicial transitó de Secretaria a presidenta sin fungir como juez”.
¿Ilegal?
En realidad poco importa.
El punto era colocarla como pago a los aliados morenos. Lo importante no era que supiera de leyes o tuviera liderazgo alguno, sino que entrara para ministrar la abundancia y repartir las más altas posiciones burocráticas a la propia pandilla, primero la familia, desde luego.
El problema, sin embargo, es que la rebatinga tomó otros tintes que de dieron lugar a los golpes y despido de parientes y amigos muy cercanos a Sofía.
El tema fue el dinero y las posiciones de poder no la aplicación de la ley. No la división de poderes. No el orgullo de asumir tan importante representación, eso vale madre.
La lana es lo primero.
Y eso fue lo que ya no le gustó a otro ambicioso de poder, dinero y mujeres, al Secretario de Gobierno, Eric Cisneros.
Por ello se ordenó quitar el juguete a Sofía. Por ello la quieren echar y le andan buscando por el lado de la edad. La perversión Morena quiere que se vaya el mismo día en que le estén cantando “Las Mañanitas” por su cumpleaños número 70.
A todo esto ¿Dónde anda el Cuitláhuac? “¡Creo que en la luna!”, dicen sus malquerientes.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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