Luego de 20 años de disputa por el poder queda al descubierto que no eran diferentes al PRI, menos al PAN y que su lucha social no fue más que una pantalla escenográfica, el trampolín para un día llegar a dirigir los destinos del país con más mismas reglas de juego, pero con diferentes actores.
El mismo circo, pero con diferentes payasos.
Solo bastaron 20 meses para que se corriera el velo de la trampa, de la engañifa de quien ni sabe y nunca pretendió el bienestar para las mayorías. Fue solo un afán por alcanzar el poder por el poder mismo. Un poder que solo le ha servido para consumar venganzas personales.
Luego del último video del periodista Carlos Loret de Mola, donde testimonia las transas de Pio, así se llama el hermano del Peje, se corre el maquillaje del entramado de las rapacerías que ya se sabían, pero que hoy quedan testimoniadas para la historia.
Por más que López Obrador se justifique aduciendo que también las “revoluciones”, como la Revolución de 1910, la “Revolución Maderista”, recibieron dinero del pueblo, dinero parecido –según él- al que recibió Pio, a la ciudadanía le queda claro que ese dinero bajo la mesa es mal habido y representa una letra de cambio para abrir nuevos caminos a la corrupción.
En este mismo espacio comentábamos ayer, a propósito de las filtraciones del propio Peje, del riesgo que corría de que todos sus enemigos se le juntaran y le echaran montón…
¡Pues sucedió!
Horas después de la incriminación a tres presidentes –Salinas, Calderón y peña Nieto-, el enlodamiento a dos precandidatos presidenciales José Antonio Meade y Ricardo Anaya y a diputados y senadores de la legislatura anterior, los enemigos del Peje, le filtran a Loret de Mola un video irrebatible de entregas en efectivo a Pio, quien en cuidadosa libreta –la Biblia le dicen ellos- lleva los apuntes de las entregas para la campaña de su “brother”.
La justificación de López Obrador ésta mañana solo mueve a la lástima.
La “Mañanera” más vista en los últimos 20 meses solo sirvió para que la ciudadanía comprobara que esa risita nerviosa del presidente ocultaba lo irrebatible -“que el periodista Loret entregue a las autoridades las pruebas ante la autoridad”-, ese lodo que lo cubría de pies a cabeza y que el máximo juez, el pueblo, ya lo juzgó y sentenció desde anoche.
¿Qué entregue a la Fiscalía las pruebas, pide López Obrador, cuando es bien sabido que la Fiscalía es una oficina alterna a la Presidencia?
El discurso pejista decantó.
A la par en las últimas horas los enemigos de López Obrador, le hacen el recuento de sus fechorías.
El reclutamiento de Napoleón Gómez Urritia, líder minero prófugo de la justicia por un desfalco de 55 millones que fue premiado con una senaduría.
El caso de Armando Guadiana Tijerina, el “Rey del Carbón” con nexos con el crimen organizado, premiado con una senaduría y contratos para abastecer carbón a la CFE.
Y qué decir de Elba Esther Gordillo, la mujer más corrupta del SNTE, puesta en libertad y exonerada por cargos de lavado de dinero por mil 978 millones a cambio de que hablara del fraude electoral del 2006.
Nestora Salgado, presa por 48 secuestros, jefa de la policía comunitaria de Olinalá, puesta en libertad y premiada con una senaduría.
Es el mismo caso de “El Mijis”, un expandillero que transita de la cárcel al Congreso local de San Luis Potosí.
O, por hablar de peces gordos, está el caso de Marcelo Ebrard quien primero se exilia a Francia y luego reside en Estados Unidos tras ponerse al descubierto el escándalo de la Línea 12 del Metro que tuvo un costo de 12 mil millones y terminó cerrándose.
Manuel Mireles saltó a la fama por su grupo de civiles armados en Michoacán, preso por narcotráfico mismo que logra su pre liberación al no encontrarse mayores elementos de responsabilidad penal.
¿Y lo de Ovidio? ¿Y lo de la mamá de El Chapo? ¿Y los jueces ajusticiados por el crimen organizado?
Manuel Bartlet es otra perla.
El actual director de la CFE, bajo sospecha por el caso Camarena, agente de la DEA acribillado cuando era Secretario de Gobernación, al igual que el asesinato a mansalva del periodista Manuel Buendía, cuyos archivos fueron cerrados, es exhibido públicamente por poseer 23 propiedades y 12 empresas, aparte de los negocios de su hijo Manuel con el IMSS, así como puestos al descubierto los bienes de su concubina.
Y lo último, el escándalo Emilio Lozoya, ex director de PEMEX, quien es puesto en libertad condicional –prisión domiciliaria, le dicen eufemísticamente- permitiéndole conserve las maletas de sus raterías que rebasan los mil millones a cambio de hundir a presidentes y legisladores y ex candidatos presidenciales.
El punto es que más temprano que tarde el teatrito se le vino abajo dejando al descubierto que los Morenos no son unas damas de la caridad y que ninguna explicación o maquillaje mediático pude ocultar las raterías que esconden esos bribones de la 4T.
¡Y lo que falta..!
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |