Una lección de civilidad política la que el presidente López Obrador le dio al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García. Se sabe, y lo hemos reportado puntualmente, que cuando el gobernador lleva a cabo sus reuniones de seguridad en algún municipio veracruzano, suele no invitar a los alcaldes de esos municipios. Pero no sólo a reuniones de seguridad. La verdad es que el gobernador visita en muy pocas ocasiones algún municipio veracruzano. López Obrador, que visita cada fin de semana los diferentes estados de la República, siempre tiene en su presídium al gobernador anfitrión, lo mismo que al alcalde. Así lo hizo en el puerto de Veracruz, donde estuvo acompañado del gobernador Cuitláhuac García, de algunos funcionarios federales y del alcalde porteño Fernando Yunes. El ayuntamiento de Veracruz destacó en su boletín de prensa las palabras del presidente de México: “Podemos tener diferencias partidistas, pero cuando se gobierna, tenemos que hacerlo por el bien del pueblo y la nación”. Una buena lección para Cuitláhuac García. Lo malo es que el alumno Cuitláhuac García es tan “burro”, que en nepotismo sacó “0”; en combate a la corrupción “0”; en medidas para combatir el “0”. Por lo mismo, no se espera que en civilidad política saque una calificación aprobatoria.
López Obrador quiere a sus animales, y por ello les da de comer; “¿cuál es la misión del gobierno?”, pregunta
Muy desafortunados los símiles que utiliza el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador para referirse a las personas a las que entrega apoyos y beneficios sociales. Vale mencionar que no es la primera vez que el presidente compara a estas personas con animalitos, con mascotas a las que hay que dar de comer. Con lo que no está de acuerdo el presidente es con la máxima oriental que dice: “Dale un pescado a un hombre y lo alimentarás durante un día; enséñale a pescar y lo alimentarás para toda la vida”. El presidente dice que en México no se puede aplicar esa máxima, porque en México no hay agua, no hay río, no hay arroyo, no hay pescados. Entonces el presidente en pocas palabras explicó su filosofía social: “Qué así se le dice a un animalito que se tiene como mascota, se le dice a un perrito ‘vete a buscar tus alimentos’. ¡No! El dueño que quiere a ese animal lo protege y le da de comer; por qué a los seres humanos no. ¿Cuál es la misión del gobierno?”. Habría que responderle al presidente que la misión de un gobierno es crear las condiciones ideales, de igualdad, justicia y legalidad para que los ciudadanos puedan desarrollarse a plenitud y progresar de acuerdo a sus capacidades. Darle de comer a los pobres no es la misión primordial de un gobierno.
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Fernández Noroña puede elevar el precio del huevo; otra vez en Hidalgo lo agarran a huevazos. ¿A quién se le ocurre invitarlo?
Esos del Partido del Trabajo en Hidalgo se creen que Gerardo Fernández Noroña es un político apreciado por las masas; se creen que el diputado incongruente, que pregona austeridad, pero que se da sus escapadas a Las Vegas, será bien recibido en los municipios. No tiene ni una semana que en el municipio de Huichapan, Hidalgo, manifestantes arrojaron huevos y tomates a Fernández Noroña; algunos con muy buena puntería dieron en el blanco. Pues resulta que este domingo 27 de septiembre, en el municipio de Singuilucan, Hidalgo, otra vez le volvieron a arrojar huevos al diputado petista. Noroña había acudido para apoyar a los candidatos del PT en Hidalgo, donde se habrá de renovar a las autoridades municipales. Apenas anunciaba Noroña la “provocación” cuando le empezaron a llover huevos. Noroña pedía a sus simpatizantes que no agredieran a los agresores; asimismo recordó que era la segunda vez que lo agredían a huevazos. Tal parece que se volverá un hábito intentar hacer un omelette con Gerardo Fernández Noroña, quien buscaba ser presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, pero mejor lo dejaron a que se enfrentara a su propia realidad, el repudio.
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