¿Cómo se llegó a esto?
Al margen de los malos modos, de la rudeza innecesaria; dejando a un lado el debate jurídico (que está presente y es muy válido) algo que debemos analizar es cómo es que el Poder Judicial se vio envuelto en tal confrontación.
Sofía Martínez Huerta fue propuesta por el gobernador Cuitláhuac García y rindió protesta ante la Legislatura local en el mes de octubre del 2019. Apenas mes y medio después, el Pleno del Tribunal Superior de Justicia la eligió como Presidenta.
Su designación no estuvo ajena a la polémica.
La magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, quien aspiraba a ocupar ese mismo cargo, le reclamó a Sofía Martínez que lo haya conseguido con el apoyo del gobierno estatal.
“Veo que pesa más la recomendación que la trayectoria jurídica, la honradez y el trabajo. Veracruz siempre estará dominado por el ‘dedazo’. Aquí no importa la capacidad”, le recriminó la magistrada, de frente y ante las cámaras.
Con ese ambiente de confrontación entre los magistrados, inició sus labores Sofía Martínez, una abogada con trayectoria en el Poder Judicial (fue secretaria de Juzgado, Juez Municipal y secretaria de la Sala Civil) pero, en opinión de la mayoría de los togados, con limitada capacidad para enfrentar tan alta responsabilidad.
Pero por encima de todas esas inconformidades estaba la voluntad del Jefe del Poder Ejecutivo, con siempre ha sucedido, sin importar que los gobiernos sean rojos, azules o color marrón.
¿En qué momento dejó de ser Sofía Martínez Huerta la “apuesta” del gobernador?
¿Cuáles fueron las razones para que se diera tal ruptura?
Quizá debiéramos volver al momento en que fue propuesta por el Jefe del Ejecutivo para ser magistrada.
Su puente –dicen los que de eso saben- fue aquella que inició la actual administración como secretaria de Trabajo, Previsión Social y Productividad, Guadalupe Argüelles Lozano quien antes había ocupado cargos de juez en diversos municipios y tuvo la oportunidad de cultivar amistad con Sofía Martínez.
La inclusión de Guadalupe Argüelles en el gabinete fue parte de la “cuota de partido” que le correspondió a su esposo, Gonzalo Vicencio, secretario general de Morena en Veracruz.
Esas posiciones, sin embargo, se hicieron vulnerables cuando el propio Gonzalo Vicencio decidió ir en contra de la voluntad del gobernador, quien impulsaba para la dirigencia de Morena a uno de sus colaboradores más cercanos, Esteban Ramírez Zepeta.
La negativa de Gonzalo Vicencio de plegarse a la voluntad de Cuitláhuac García le costó, meses más tarde, el cargo a su esposa, con lo que Sofía Martínez cayó en la orfandad política.
Cuando arreciaron los ataques contra su gestión, y en virtud de que ya no tenía a nadie que la respaldara políticamente, Sofía Martínez se entrevistó con Cuitláhuac García y le puso en la mesa su renuncia.
Sí, está claro que no corresponde al gobernador recibir la renuncia de la titular de otro Poder, pero Sofía Martínez actuó con base en los “usos y costumbres” de la política mexicana, por haber sido él quien la propuso para ocupar el cargo de magistrada.
El gobernador no le aceptó la renuncia y le ofreció su apoyo para continuar al frente del Tribunal Superior de Justicia. Algo sucedió para que ese apoyo nunca se manifestara y para que finalmente los principales operadores de Cuitláhuac García (Juan Javier Gómez y Éric Cisneros) se hicieran cargo de operar el golpe de estado en su contra.
Novata en las lides políticas, Sofía Martínez nunca leyó los mensajes que le hicieron llegar.
Desde la remoción del hoy prófugo Jorge Winckler, hasta el desacato a los amparos ganados por los magistrados, el actual gobierno demostró que le importan muy poco las formas, cuando se trata de cumplir con una encomienda.
Ejemplos como el de Érick Aguilar, o José Paulino Domínguez, lo mismo que Lucero Palmero y José Alfredo López Carreto, o Verónica Hernández Giadans, le debieron dar una pista a la magistrada presidenta sobre cuáles eran las reglas del juego en la actual arena política.
El mismo viernes entró una llamada al celular del gobernador Cuitláhuac García:
“Tarea cumplida, señor gobernador”, fue el lacónico mensaje.
“Él siempre cumple”, fue la reflexión del mandatario veracruzano.
* * *
Epílogo.
El panismo veracruzano está vivo. Este fin de semana renovó su Consejo Estatal y una vez más la operación conjunta de Enrique Cambranis, Víctor Serralde y Joaquín Guzmán, provocó la erradicación del “yunismo” de los órganos del partido. *** La Comisión de Orden está integrada por Ramón Tellez Juárez, Zulema González Hernandez y Agustín del Ángel; La de vigilancia la forman la diputada Nora Jessica Lagunes, Yirardo Delfín Guzman, Grisel Trujillo, Rafael López Hernandez y Alicia Zapata, mientras que la de Doctrina fue conformada por Agustín Andrade Murga, Navis Cruz Guzmán y Orquídea Soto Pontón. *** En Morena, mientras tanto, se abre un nuevo debate: Luego de que se definiera (impugnaciones aparte) su dirigencia nacional, falta por saber qué pasará en el caso de Veracruz. Hay quienes hacen notar que aún hay tiempo para elegir dirigente con un método similar al ocupado para el Comité Nacional, mientras que otros aseguran que lo que procede es que el nuevo dirigente nacional designe a un delegado en funciones de dirigente. *** Información que desmiente los discursos triunfalistas del gobierno estatal: el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), publicó este domingo un informe sobre violencia contra las mujeres y detalló que entre enero y septiembre del presente año fueron denunciados -en todo el país- 704 casos de feminicidio que involucran a 724 presuntas víctimas. *** La incidencia de este delito ha crecido de manera ininterrumpida, desde 2015, cuando en total hubo 411 feminicidios; hasta el año pasado, cuando se registraron 938 casos. *** En lo que va del año, la entidad donde más feminicidios se han denunciado es el Estado de México, con 106 casos; seguido por Veracruz con 67, la Ciudad de México con 55, Nuevo León 50 y Puebla con 40. ¿Incluirá eso el gobernador Cuitláhuac García en su informe?
filivargas@gmail.com |