Esta fría pero soleada mañana, entre los sabios bebedores de café de la Capital surgió una pregunta que al principio parecía muy pronta como para hacerla dado el poco tiempo que Rocío Nahle lleva al frente del gobierno de Veracruz.
Pero aunque apenas lleva en el mando un poco más de 30 días, bien dicen que por la forma de agarrar el taco se conoce al que es tragón.
Rocío aún no empieza a morder los recursos presupuestales que le autorizó el Congreso para poner en marcha su Programa Operativo Anual 2025, pero lo que ha mostrado a la fecha es algo que muchos gobernadores no hicieron: supervisar personalmente lo que están haciendo sus colaboradores.
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La mayoría de los exgobernadores han padecido de ello, se confiaron de lo que sus colaboradores le informaron a través de fotografías y videos y se presentaban, salvo algunos casos, a conocer la obra cuando acudían a las inauguraciones.
Poca atención le ponían a la supervisión.
Sin embargo, a Rocío Nahle se le ha visto ahí, pegadita en los procesos constructivos, revisando los detalles de lo que se hace. No son visitas de cortesía ni para la pose de fotografías, observa, opina, corrige; y eso siempre será garantía de que haya menos errores al final de cuentas.
Un buen proceso de gobierno inicia con un proceso de planeación, programación, control -supervisión- y evaluación, así que hasta ahora los colaboradores de Rocío ya deben haber aprendido por dónde masca la iguana y tendrán que hacer lo mismo que Rocío, antes de que ella les caiga en las maromas. Y, eso, eso siempre será una garantía de éxito.
Por ahora, y aunque en el papel parezca haberse hecho poco, Rocío va enseñando que velará por la correcta aplicación de los recursos y que estará pendiente personalmente de que sus promesas y propósitos se cumplan, así que por hoy va un menú completo con humeantes lecheros para Rocío Nahle. |