El daño colateral que está infringiendo al sistema político nacional, será proporcional a la sanción y castigo que se le avecina, porque hasta en eso, la física también tiene paralelismos en la política.
Jamás en el sistema político mexicano ha ganado o pesado más un gobernador, que un presidente de la República, ¿acaso, nadie le explicó eso al aun gobernador de Veracruz?
Y es que la serie de acciones emprendidas durante el fin de semana tras conocerse que la Comisión de Honor y Justicia del Revolucionario Institucional (PRI) sesionará este lunes para votar la expulsión del titular del Ejecutivo de Veracruz, están comenzando a provocar el enojó del presidente de México, Enrique Peña Nieto.
El desplegado pseudo firmado –porque algunos han comenzado a reconocer que no lo firmaron- por una veintena de legisladores federales priistas veracruzanos, así como por al menos cuatro legisladores del Partido Verde Ecologista de México, terminó de ser, la última carcajada de la cumbancha, pues ya provocó que al menos varios como María del Carmen Pinete Vargas, señalará que ella no avaló dicho desplegado, o que el propio diputado ecologista Javier Herrera aseguará que él no firmó el documento.
Para Herrera Borunda “opinar respecto de la vida política de otro instituto que no sea el Verde no lo hago. Como no me gusta que los del PRI opinen del Verde, ni los del PRD, ni los del PAN. En ese sentido, no quiero manifestarme en un tema que es del PRI”, afirmó.
El legislador plurinominal sentenció “sí, en ocasiones anteriores he firmado otro tipo de documentos apoyando al gobernador, pero este documento no lo firmé y menos cuando soy del Verde.”
Pero la cosas comienzan a tomar tintes de tragedia griega, pues la respuesta tan esperada por Duarte de Ochoa, no habrá venir ni por llamada telefónica como el tanto espera del presidente, Peña Nieto, la respuesta se la están dictado las acciones y sentencias que tanto el Gobierno Federal, vía el Sistema de Administración Tributaria (SAT), Auditoria Superior de la Federación (ASF), PGR y PRI han emprendido en su contra.
Las filtraciones enviadas a medios nacionales desde las oficinas del Olmo en las que aun despacha, un ave desplumada, respecto al tema de la liquidación recibida por el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, exhiben en todo, el sello distintivo de la casa Duartista.
El mensaje enviado –vía redes sociales- en contraparte por el ex director de CFE, es claro y contundente, no hay vuelta atrás, la orden está dada, Javier Duarte tiene todo el cuerpo fuera del PRI nacional y medio cuerpo dentro de una cárcel.
Demoledor resulta escuchar y ver el video que se viraliza en Twitter, por el propio líder del tricolor refiriendo que “inició una lucha frontal contra la corrupción y la impunidad en todo el país, sabiendo que esta tarea no sería fácil. Sé que muchos intereses de por medio estamos afectando y a muchos políticos que van a intentar detenernos”.
A esta escalada, se sumaron también senadores como, Pepe Yunes, quien a su estilo también marca su raya con el Duartismo, con el que dejó de tener coincidencia hace mucho tiempo.
Para Héctor Yunes Landa, es urgente sancionar al responsable de la debacle en la entidad, pues tiene nombre y apellido, advirtió.
“Asumo la responsabilidad del resultado electoral adverso de la contienda política en la que participé como candidato a gobernador en junio pasado, pero es insoslayable el impacto que los actos de corrupción y desgobierno de Javier Duarte de Ochoa tuvieron en el resultado electoral de este año”, denunció.
El senador pidió al PRI sancionar a Duarte ante las “evidencias que señalan un saqueo sin precedente en la historia del País”, que ha sumido a Veracruz en una crisis política, económica y social que no tiene paralelo.
En su mensaje Yunes Landa remarcó “Solicito a los integrantes de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria de PRI que procedan a valorar responsablemente cada uno de los elementos que están a su alcance para proceder a la suspensión de los derechos partidistas de Javier Duarte de Ochoa.
Aun cuando la presente administración está en el estertor de un final cantado, se niega a irse, mientras tanto, actuará llevándose por delante a cuantos pueda, no importa ya nada, pues Javier Duarte se siente con la calidad moral para exigirle al presidente su respaldo por el apoyo brindado en su campaña a la máxima magistratura federal, solo que en el ajedrez político, olvidaron recordarle al mandatario veracruzano, que ¡vale más un rey, que un alfil!
Al tiempo.
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