Los términos de la supuesta carta de Javier Duarte son retadores acerca del proceso judicial que ya se le sigue en instancias federales por los delitos de delincuencia organizada, peculado, operaciones con recursos de procedencia ilícita y los que resulten, dando a entender que se estarían violando sus derechos y que, por ese hecho, todo el procedimiento en su contra podría venirse abajo.
Pero en lo que se define claramente la condición legal en la que se encuentra, Duarte de Ochoa logró acaparar la atención mediática y política con su supuesto -y de llegar a concretarse, insólito- regreso a la gubernatura a 15 días de que concluya su mandato. Definitivamente, un movimiento calculado en función de la convulsa coyuntura política que se vive en Veracruz.
La “carta de Duarte” se presentó prácticamente al mismo tiempo en que el gobernador interino, Flavino Ríos Alvarado, le entregaba de facto el poder al mandatario electo Miguel Ángel Yunes Linares con el nombramiento de Clementina Guerrero –integrante del círculo yunista- como secretaria de Finanzas y Planeación.
En la Sefiplan se concentra toda la podredumbre financiera del duartismo y, como fue evidente, era lo que el yunismo quería controlar desde ahora y para lo cual montó la protesta de los alcaldes en palacio de gobierno. Apenas asumió su nuevo cargo Clementina Guerrero, los munícipes desalojaron el inmueble que mantuvieron tomado durante dos semanas. Se trata pues de un área estratégica para uno y otro bando.
La estrategia del regreso –que no devolución-, que más que por Duarte parece confeccionada desde una oficina de algún lugar de Cataluña, puede tener dos intenciones: servir como un mero distractor –objetivo que al menos este lunes habría cumplido a cabalidad-, o de verdad hacer retornar al poder durante 15 días al mandatario prófugo, para procurarle fuero y, como apuntó el gobernador electo Yunes Linares, buscar acuerdos para evitar que sus familiares, empezando por su esposa Karime Macías, sean detenidos e ingresados a prisión.
La LXIV Legislatura del Estado le dio de plazo a Duarte de Ochoa hasta las 10 de la mañana de este martes para ratificar su solicitud, ya sea a través de un oficio notariado con fecha y firma, o bien de manera personal.
Si Javier Duarte ratifica su solicitud y regresa a ocupar el cargo de gobernador, en medio del mayor descrédito y repudio social que haya concentrado mandatario alguno en la historia, estaremos frente a los 15 días de mayor inestabilidad política que podamos imaginarnos en Veracruz, pues a fin de cuentas, él ya no tiene nada que perder. Sería una quincena de agonía.
El “Nerón” veracruzano vendría a terminar de incendiar el estado que devastó. Mientras el “Calígula” de Nopaltepec se frota las manos en su retiro catalán.
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