Si hay un periodo electoral particularmente violento en Veracruz es aquel que involucra el cambio de alcaldías; suele exacerbar más los ánimos que cuando se renueva la Gubernatura. Sin el afán de ser pesimistas, la unión de comicios municipales con el inestable ambiente estatal, podría ser un binomio complicado en seguridad; ojalá no sea así.
Con tanto elemento del orden en Veracruz bajarán, muy oportunamente, los niveles de inseguridad para el Gobierno en turno, y claro, cerca del 4 de junio, justo cuando se renuevan las 212 presidencias municipales. ¿Será que la alianza PAN-PRD se cuelgue una probable mejoría en la percepción estatal respecto a índices de tranquilidad?
En estos momentos, a menos de dos meses de las votaciones, resulta imposible no relacionar cualquier tema, aunque sea molesto, con asuntos electorales. Por naturaleza política, la curva del "noviazgo" entre Veracruz y Yunes Linares aún no inicia el descenso lógico, en realidad, debería alcanzarle, en términos normales, para las intermedias del 4 de junio.
La "luna de miel" entre la mayoría veracruzana y "el que venció a Javier Duarte" llegará cuando menos hasta mediados de año, suficiente para darle a Miguel Yunes un buen número de alcaldías, seguido de Morena, y después... bastante después, el PRI.
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