Es el resultado de una corriente social que encabezó Andrés Manuel López Obrador con gran éxito, cuyo nombre, por decisión del mismo fundador, fue Movimiento Regeneración Nacional, el cual tuvo que volverse partido para competir en una elección presidencial y apareció como Morena.
Nadie en este país le puede regatear al político tabasqueño la paternidad de ese movimiento vuelto partido; es como en Veracruz cuando Miguel Ángel Yunes Linares tomó la bandera del combate a la corrupción y se dedicó, de tiempo completo, a recorrer el estado jurando y perjurado que, de llegar al gobierno del estado, acabaría con los corruptos, metería a la cárcel a los que habían saqueado las arcas públicas y usado el poder para acumular fortuna; recuperaría lo robado para que tuviera el destino final adecuado que era el bienestar de los veracruzanos. Fue la lucha política de Yunes Linares quien se enfrentó al estado, lo desafió y le arrebató el gobierno, claro, con las siglas del PAN pero bien pudo haber formado otro partido como lo hizo a nivel nacional AMLO y por ahí anduviera mendingando posiciones políticas.
El caso es que Morena nació de la simpatía que despertó su creador entre la sociedad cansada de tantos atropellos, saqueos, abusos de poder, de la permanencia de un grupito en la Presidencia que solo se pasaban la estafeta y de que el país se viera envuelto en una espiral de violencia y de crisis económica, ante la indiferencia de sus autoridades.
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Ganó López Obrador, con su arrasador movimiento, la Presidencia de la República y varias gubernaturas, entre ellas la de Veracruz, pero a casi año y medio de gobierno no se advierte, cuando menos en la entidad pero a nivel nacional están igual, una estructura partidista de Morena bien definida, bien armada, con operadores chambeando a lo largo y ancho del estado, con funcionarios en el staff del gobernador comprometidos con su partido, nada, y eso que estamos en la víspera del primer proceso electoral que le tocará enfrentar a esta corriente, medio partido político, su primera elección.
Nos enteramos que en Veracruz hay nuevo encargado de lo que sería el Comité Directivo Estatal de Morena, nombrado desde el centro del país, y no es el joven Esteban Ramírez Zepeta, exjefe de Asesores del gobernador Cuitláhuac García, a quien impulsó para la dirigencia del partido junto con el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, para ocupar la dirigencia estatal del partido y con ellos enfrentar el proceso electoral, no, tras el "espaldarazo" que le diera el Presidente de la República al gobernador Cuitláhuac García muchos pensaron que esta acción realmente enmarcaba el sentir de AMLO con respecto al gobernante veracruzano pero todo parece indicar que no: los aplausos que se le brindan a uno son a veces cachetadas, dice la sabiduría política
Lo anterior se comprueba luego de que el pasado 26 de mayo, desde el Comité Ejecutivo Nacional de Morena llegó la orden de nombrar a Hugo Alberto Martínez Lino como Delegado Estatal de este partido, responsable de la dirigencia estatal.
Y como es de todos sabido, en Morena-Veracruz hay tribus, y la que representa el Gobernador, conformada por actores como el Secretario de Gobierno Eric Cisneros y el Presidente de la Jucopo en el Congreso local Juan Javier Gómez Cazarín, tenían su consentido y era más que obvio que pretendían imponer a Esteban Ramírez Zepeta en dicho cargo.
Y tal como se ha estilado siempre, en gobiernos priistas y panistas, valiéndose del recurso estatal los morenos traían a Ramírez Zepeta en cualquier cantidad de eventos públicos y oficiales, hasta realizando indebidamente entregas de obras. Hace poco, este sujeto se daba el lujo de opinar de la vida política de Veracruz, pues creía que tenía el nombramiento en la bolsa pero, ¡oh, sorpresa!, la designación del centro fue otra.
Si bien es cierto la responsabilidad del Comité Ejecutivo Estatal es interina, es un duro golpe para dicha fracción que soñaba, juraba y perjuraba que tendrían el control del partido en Veracruz. Los amarres eran más que obvios pues ya habían apalabrado diversas posiciones y candidaturas pues realmente pensaban que las traían de todas, todas, ni siquiera para aquellos que vociferaron "los candidatos de Los Tuxtlas los voy a poner yo".
Por cierto, Martínez Lino es un militante ampliamente conocido y muy cercano a Manuel Huerta, Delegado Federal del Bienestar en Veracruz, sí, aquel que los medios oficialistas del estado le han dado hasta por debajo de la lengua, pero esa es otra historia.
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