Héctor Yunes quiere ser el candidato de la alianza opositora, pero se desespera, pues los actores políticos -esos que hoy inclinan la balanza- no lo están tomando en cuenta. Lo tortura ver cómo líderes, organizaciones de producción y la sociedad civil lo ignoran.
Seguramente producto de esa desesperación, en su visita a Tihuatlán, habló en primera persona
“A veces me han criticado mi carácter, pero -a ver- para ser gobernador de Veracruz no pueden buscar a alguien que no tenga eso, carácter, porque para resolver los problemas requiere uno carácter, requiere decisión”.
Decía el escritor francés Jean Baptiste Alphonse Karr: “Todo hombre tiene tres variedades de carácter: el que realmente tiene; el que aparenta, y el que cree tener”.
No está de más recordar lo que dijo, apenas el pasado martes, el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín:
“Es momento del cambio, que se vaya Morena y los que llegaron con ese gobierno, porque está claro que no pudieron con el paquete de gobernar y cumplir sus promesas a la ciudadanía; les quedó grande México y les quedó grande Veracruz (…) así como en Coahuila y en el Estado de México en donde llegarán jóvenes a gobernar, lo mismo sucederá en Veracruz: llegarán personas con experiencia, con ideas frescas, con alegría de vivir, no personas reprimidas y resentidas”.
Héctor Yunes es, sin lugar a dudas, un importante activo del PRI (si es que sigue militando ahí), y si suma su capital político a una causa común, que tenga como primer objetivo frenar los ímpetus absolutistas de Morena, seguramente tendrá una recompensa del tamaño de su peso político.
El carácter no se demuestra gritando más fuerte.
“El hombre parece tener más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus principios”, decía Friedrich Nietzsche.
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(DE LA COLUMNA "PUNTO DE VISTA") |