Desde entonces la pequeña recibe atención médica, física, ocupacional, de lenguaje y con un equipo de especialistas como el otorrinolaringólogo, que ha mejorado su asma, el oftalmólogo que atiende la corrección del estrabismo y el pediatra con la talla y peso; todos están a poco tiempo de darla de alta debido a sus avances; el principal es que ya da algunos pasos con ayuda de una andadera.
En su pequeña vivienda en una colonia de Xalapa, la familia no deja de luchar por la mejoría de Aylín en seguimiento a sus terapias; después del desayuno y ver unos minutos caricaturas, Reyna imita la rutina de ejercicios y estiramientos que los terapeutas le indicaron para su hija.
Como se ha convertido en una actividad normal para la niña, aprendió a contar del número uno al 10, como señal de las repeticiones que debe realizar en cada ejercicio. Ambas lo disfrutan y se divierten, pues Aylín es muy platicadora y siempre tiene muchas preguntas y comentarios curiosos.
Para el final, la madre de familia coloca un par de férulas en los pies de la niña que le dan estabilidad para la marcha que tiene que dar con la andadera. Con eso concluye para descansar, comer y prepararse para ir a la escuela.
Aylín estudia en el Jardín de Niños Encarnación Ocampo Polito; es la única alumna con discapacidad motriz, motivo por el que la escuela hizo adecuaciones a las instalaciones, construyendo rampas para llevarla de los salones al patio y jardines.
Una de sus profesoras es Rosa Aurora Cruz Hernández, de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), cuya función es dar asesoría a las docentes que tienen alumnos con discapacidad, hiperactividad o aptitudes sobresalientes. Ella considera que el progreso de Aylín es favorable y se han eliminado todas las barreras para trabajar con ella.
“Se le ve como una alumna y compañera más; antes era tímida, a veces triste al ver jugar a sus compañeros y no poder incluirse, pero su autoestima se ha elevado y nuestro mejor logro sería verla caminar”, dijo la maestra.
Gracias a su constancia y el apoyo de la familia en las terapias, los cambios en Aylín han sido muy grandes; siempre platican con ella, le enseñan a esforzarse, que no falte a la escuela, que cumpla todas sus tareas y, sobre todo, la integran para que lleve una vida social normal.
“Nuestro mayor deseo es que logre caminar, somos constantes y los resultados se ven”, comentó la mamá de la pequeña, a quien en unos años la imagina como una persona triunfadora, que llegará a ser alguien y para eso siempre la apoyará su familia. “Hay muchas personas con discapacidad que son grandes personas, profesionistas y la ayudaremos a lograr sus metas” concluyó. |