Descansar en una elegante villa provenzal con vistas a los Alpes.
A veces, cuando llega el tiempo de vacaciones, queremos marcha y ambiente, a veces queremos Ibiza, música en directo y noches que no acaban hasta que el día les pone fin; en otras ocasiones queremos playa y mar para navegarlo, en otras rutas urbanas por ciudades históricas y magníficas y en algunas más buscamos grandes viajes, esos que nos llevan a descubrir templos budistas en Asia o las imponentes pirámides de Egipto. Pero hay otras ocasiones en las que lo que nos pide el cuerpo es paz, son las vacaciones a las que llegamos rotos tras un inverno largo e intenso, tan cargado de sueños y trabajo que nos deja agotados por dentro y por fuera. Es entonces cuando lo que buscamos es un destino que sea un remanso de paz, un lugar de gran belleza en el que reine la tranquilidad y en el que lo único que importe sea descansar, cuidarnos y disfrutar de las horas como si fueran en días en lugar de vivirlas como si fueran minutos... |