“A los que huyen de las persecuciones, el terror y la guerra, los canadienses os darán la bienvenida, sin importar vuestra fe. La diversidad es nuestra fuerza. Bienvenidos a Canadá”, declaró Justin Trudeau, primer ministro canadiense, al conocerse el decreto de Trump. Canadá no pone impedimentos a aquellos que necesitan ayuda, una nueva oportunidad.
El Norte recuerda lo que es no tener hogar, buscar un sitio donde empezar de nuevo, huir de la guerra y dar esperanza a tu familia. El país ha acogido a cerca de 40.000 refugiados desde que comenzó la crisis migratoria, según datos del gobierno canadiense. Además, se encuentran en proceso de tramitación más de 15.000 peticiones de asilo.
El pasado 29 de enero se produjo un tiroteo contra una mezquita en Quebec en el que fallecieron seis personas. El atentado se calificó como “ataque terrorista contra musulmanes” y muchos lo han visto como una prueba de fuego a la diversidad canadiense. El país se ha mostrado unido contra la violencia y sigue firme en su idea de potenciar la unión entre culturas.
El periodista Marc Bassets describe Canadá como un modelo multicultural que acoge a personas de todo el mundo sin obligarles a renunciar a su identidad. Es el segundo país más extenso del mundo, pero uno de los más deshabitados. Debido a su escasa población, Canadá lleva varios años ofreciendo empleo y residencia a profesionales extranjeros. El gobierno ha llegado a ofrecer islas enteras a profesionales en diversas actividades que se comprometieran a conservarlas y trabajarlas.
Mientras, en Europa los partidos de extrema derecha se imponen, las políticas antiinmigración están a la orden del día y los gobiernos permanecen impasibles mientras miles de personas se encuentran en peligro de morir de frío y hambre. Los nuevos extremistas se aferran a la palabra “fronteras”. Un concepto que no existe en la naturaleza, y que no se verbalizó hasta el siglo XVI, con la creación del estado moderno. ¿Quién ha establecido que ya no estás en el lugar que te pertenece cuando cruzas un paso fronterizo?
El Imperio Romano llegó a ocupar una extensión de territorio de cerca de 7 millones de kilómetros. El concepto de frontera era inimaginable para ellos. Dividir el territorio era como si National Geographic creara un “mapa del aire”. ¿Se imagina alguien que se pudiera hacer una parcela en propiedad del aire? Las fronteras son una invención del ser humano.
Cada otoño los romanos definían el limes del Imperio para asentar las legiones durante el invierno. En este “límite” se establecían pueblos y culturas amigas que defendían a los romanos de otras invasiones. Así, una de las culturas más avanzadas e importantes de la historia humana prosperó gracias a la colaboración y las ganas de aprender del diferente. Hemos olvidado el valor de la diferencia y cómo esta fue la que nos hizo crecer como especie, hemos olvidado que no existen las razas, sólo la especie humana. Por suerte, el Norte recuerda.
Javier González Sánchez
Periodista
Twitter: @jgonzalezsan
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