Así llegó un Fidel Herrera y posteriormente un Javier Duarte, personajes con una cualidad especial, una que a la voz del geopolítico Alfredo Jalife-Rahme, caracteriza a esta nueva generación de políticos modernos.
Afirma Jalife-Rahme “los presidentes y algunos gobernadores presentan esa condicionante de apátridas que los exime y aleja de conocer quiénes fueron sus padres y por ende de mostrar un nacionalismo ligado a la defensa de su soberanía y nacionalidad” y bajo ese escenario el caso del personaje que esta semana ha vuelto a estar en los reflectores nacionales se cumple a cabalidad.
Según afirma el presidente de la Colegio de Psiquiatras del Estado de Veracruz, Antonio Abrego Ruiz, Javier Duarte –el reo más famoso de Guatemala- presenta un trastorno grave de la personalidad, mostrando tres componentes que son que le dan la gravedad, un sentimiento de grandiosidad, una serie de conductas sociópatas y antisociales, y conductas paranoides, es una especie de Donald Trump, un sujeto gravemente perturbado.
Cuestionado de porque un personaje como el, sonríe, en una audiencia judicial, el especialista reafirmó que el rostro permite confirmar una serie de micro expresiones que dan muestra de rasgos y cualidades de estos sentimientos que se intentan expresar y cuales ocultar.
Duarte pretenden falsear sus sentimientos, pues su sonrisa, exhibe dos características, una sonrisa de temor –lo que uno ve, son cejas levantadas que se aproximan entre si-, y otra sonrisa de desdén – es esa mirada que está por arriba del mentón- es una sonrisa simulada, es típico de quien tiene temor.
Para Abrego Ruiz, Javier Duarte muestra la sonrisa del Guasón –este personaje siniestro que enfrenta al superhéroe- su expresión es falsa, Duarte tiene temor, tristeza y además su desdén es parte de su actitud omnipotente y prepotente.
El reo según explica el galeno es un personaje que cumple todas las características de un sociópata, pues expresa una gran empatía por otros, no esboza ni remordimientos por sus acciones.
Un sociópata, llegan normalmente a ser encantadores y son excelentes mentirosos, sin dejar ver sus pensamientos y emociones. Un sociópata, tiene una alta autoestima y se piensa a sí mismo como alguien grandioso, por encima del resto y no tiene ninguna reserva en pasar por encima de los demás, sin sentir resquemos por sus acciones, por eso ofende, por eso agrede, y minimiza las situaciones.
Los sociópatas saben muy bien obtener lo qué quieren, mintiendo y manipulando. Además, suelen tener comportamientos riesgosos, ser irresponsables e impulsivos. Un sociópata, puede perfectamente transformarse en un criminal, pero sabrá bien cubrir sus acciones.
Si hace algo malo, el sociópata no lo reconocerá como incorrecto, aunque gracias a su inteligencia no suelen meterse en problemas –exceptuando a algunos cuando el trastorno evoluciona- . Duarte de Ochoa, tienen dificultades para aceptar la autoridad y pueden sentirse paranoico ante la posibilidad de que alguien más esté a cargo.
Los sociópatas nacen, no se hacen. Existen niños sociópatas, que van desarrollando sus características a medida que crecen. Actualmente, la sociopatía es un diagnóstico siquiátrico conocido bajo el nombre “Desorden de personalidad antisocial” y Duarte cumple todos los ítems en ese sentido, afirma el presidente de la Sociedad de Psiquiatras del Estado de Veracruz.
La gravedad de la declaración expresada por el especialista es que, personajes como Duarte, afirma, son equiparables a sujetos como Charles Manson, que formó una secta y convencía a sus discípulos de matar por él, o como el famoso médico nazi Josef Mengel quien no veía mal en lo que hacía, ni sentía remordimiento el causar sufrimiento e incluso a Adolfo Hitler, quienes gozaban con el dolor y el sufrimiento humano.
El reo que alguna vez gobernó Veracruz, dio muestras de todas esas características, su mandato será recordado por el más sangriento y el que más vidas humanas cobró, el número hiriente de desaparecidos habla de la empatía con la sociedad a la que juro defender.
Fuimos presas verdaderamente de un experto de la manipulación, pero peor aún, de un personaje que goza con el dolor de sus semejantes por el simple hecho de sentirlo, de disfrutarlo.
Así pues se devela lo que ya muchos sospechábamos, que tras esa sonrisa cínica, está la triste historia de un sociópata que alguna vez gobernó Veracruz.
Al tiempo.
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