A raíz de que en Acapulco, Guerrero se llevó al cabo lo que se le llamó de inmediato el primer ejecutado por la ‘Ley Bronco-Talibán’, el gobernador Héctor Astudillo Flores, renunció a su Fiscal General Xavier Ignacio Olea Peláez.
No tuvo que llegar Jaime Rodríguez Calderón “el Bronco” a la presidencia, ni hizo falta una iniciativa en el Congreso para “mochar” las manos a los ladrones, pues de inmediato le tomaron la palabra.
Unos sujetos dejaron el cuerpo mutilado de un hombre con una cartulina en la que escribieron la leyenda: “Ya lo dijo El Bronco, cortarle las manos a los lacrosos que roban, aquí está el primero. Atte. Los Enterradores”.
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