Este grupo, aseguran, es quien finalmente se quedará con los despojos del PRI, porque es casi seguro que durante el primer trimestre del 2019 la salida en tropel de priistas será de antología. Unos buscarán acomodo en el nuevo partido estatal ‘Podemos’; otros se volverán morenistas; y otros más, de plano, renunciarán por mero deporte.
La cuestión es que a estas fechas el PRI de Veracruz se le ve vulnerable, inestable, partido en pedazos y sobre todo, hundidos en la desesperanza.
Al parecer pongan a quien pongan, nadie estará de acuerdo con quien quede. La lucha es de todos contra todos. Nadie quiere que a la cabeza del CDE esté un fidelista, un hectorista, un pepista, un osoriochoísta; no quieren a nadie ligado con Carlos Brito, es decir, nadie quiere a nadie.
La razón, dicen los intelectuales, operadores y varios conocidos exencargados distritales, así como integrantes de la Corriente Crítica del priismo veracruzano, es que no se ha hecho una catarsis para sacar a los demonios. No se ha hecho un diagnóstico ni se ha expulsado de manera definitiva a los traidores ni a los que propiciaron la debacle en las elecciones pasadas.
Ayer mismo, en un restaurante de un hotel de Boca del Río, el dirigente del sector obrero destapó a Juan Carlos Molina, Alejandro Montano y a Anilú Ingram como sus gallos para suceder a Américo Zúñiga. Pero la reacción en redes sociales y en los chats de Política al Día fueron virulentas, sobre todo en contra de Juan Carlos Molina a quien ligan y consideran una imposición más de su compadre el diputado Héctor Yunes Landa, quien aseguran es quien controla la bancada mixta del PRI-Verde en el Congreso Local, y que ahora quiere liderar el CDE.
De Juan Carlos Molina Palacios escribieron: “No entiendo la desvergüenza de una persona que su partido le entrega bajo presión una diputación plurinominal, renuncia a su bancada partidista y luego se apunta para la dirigencia estatal priista”; “Cosas veredes”, dijo el Quijote a Sancho.
Curiosamente contra Montano y Anilú Ingram solo hubo comentarios positivos, al único que le tundieron hasta con la cubeta fue al ‘compayito’ Juan Carlos Molina Palacios.
En general abundaron los comentarios ácidos como el de: ¡Otra vez arroz quemado!; ¿Y así quieren volver?; ¡Ya se acostumbraron a perder!; ¡Están más fríos que un muerto en el Semefo!; ¡Lo que no entienden es que no entienden!
Con respecto al destapador Víctor García Trujeque dijeron que está caliente porque no le dieron una plurinominal; ¿Qué es la CTM?; ¡Por lo regular los candidatos de la CTM no ganan ni sus casillas!; ¡Ya ni trabajadores hay!; ¡En la pasada elección traicionó al PRI en Orizaba!
El dirigente de la Corriente Critica Ricardo Olivares Pineda comentó a Política al Día: ‘pediremos la intervención de Hugo Contreras Zepeda, delegado Nacional del CEN del PRI, para que convoque a todos los grupos políticos y se elija por consenso a una buena terna para la dirigencia en la que todos estén de acuerdo y que se someta a la aprobación del pleno y de las bases en una Asamblea formal y que así se decida, sino el PRI desaparecerá… La Corriente Crítica luchará para que no haya dedazo, ni destapes madrugadores, ningún aspirante por sí solo tiene fuerza suficiente, cualquiera de ellos será un dirigente débil y lo saben; necesitamos estar unidos para salir del tercer lugar electoral en que nos encontramos, sino de plano tomamos el edificio del PRI a ver quien nos quita. Y, eso ya lo sabe sabe el delegado’.
Acusan a Juan Carlos de incongruencia política por haber abandonado la bancada legislativa del PRI en el Congreso.
En fin, como antes dijimos, los priistas están que nada les embona. Parece ser que hasta si les sugieren al Papa Francisco como aspirante, tampoco les cuadrará.
Y quizá tengan razón, hizo falta la catarsis para que los priistas sacaran el fuá, se dieran de cubetazos y al final salieran abrazados a comerse y a beberse las pocas prerrogativas económicas con las que contarán en el 2019.
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