El divorcio del Gobierno del Estado con los medios nacionales e internacionales es obvio, y se patenta con la nula atención y aparición de Cuitláhuac en los primeros planos del país.
Los motivos de Álvaro no son menores. Le resultaba imposible seguir acumulando reclamos y cargas de los medios nacionales y extranjeros que lo buscaban con la intención de tener acercamientos con el Gobernador para entrevistarlo y conocer sus planes para Veracruz. Fueron múltiples los llamados, pero jamás hubo respuesta ni de Cuitláhuac ni de la Coordinación de Comunicación Social.
No fue sino hasta la presentación de la Cumbre Tajín que la decisión de Álvaro Peña fue tomada. Era el momento propicio para que Cuitláhuac tuviera los acercamientos propuestos con la prensa nacional, pero éste, ni los vio ni los escuchó.
Tal vez pueda pensar que Veracruz está mejor sin los medios nacionales, sin los Televisos, los TvAtecas, sin los López Dórigas, los Gómez Leyva, los Alatorres, los Aristeguis, los Mearkers, pero ellos no lo piensan así, ellos necesitan nutrirse de información de primera mano. Columnistas y medios nacionales están inconformes con la renuncia de su interlocutor, pues con eso se confirma el desinterés de un gobierno que apenas empieza su camino y no desea ayudas para despegar.
Si Veracruz no levanta su imagen a nivel local y nacional, no es sólo por la falta de resultados en tan escaso tiempo, sino por una agenda pública mediática que no se logra articular.
¡No! No se confunda bien querido lector lectora, no renunció un funcionario de tercera en un puesto de quinta, renunció un profesional de primer nivel, que tenía un puesto de primer nivel.
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