El famoso -y ya en desuso- método Centinela de López-Gatell fue el que vino a darle al traste a las cifras en México. Ellos solitos se dieron el tiro en el pie.
¿Y qué puede esperar AMLO? ¿Que los medios de comunicación inventen las cifras de contagios que ellos mismos no quieren contabilizar? Sólo así se podría dar una cifra más cercana a la realidad del índice de letalidad.
No le gusta a AMLO que se hagan comparaciones contra otros países, no le gusta que se hagan comparaciones con otros índices, ¿Entonces cómo se puede saber si la estrategia ocupada en México ha sido o no un éxito?
Para López la única forma aceptable es realizar mediciones con base en sus primeras proyecciones sin acciones de prevención. Sin embargo, jamás dijeron al principio cuántos casos o cuántas muertes se podrían esperar, sólo presentaron una curva muy pero muy elevada con el ánimo de espantar con el petate del muerto.
Hoy México ya es el 9o país con más muertes en el mundo por COVID, y ni aún así se reconoce lo terriblemente mal que se ha manejado la estrategia.
Ante la imposibilidad de detener el número de muertos, López-Gatell le ha entrado a la grilla barata y a dar como mejor explicación que el sistema neoliberal ha provocado que seamos un país de gordos y con muchas comorbilidades. Es decir, la culpa, como siempre, la tiene la corrupción, la culpa es del de atrás.
López Obrador no le ha querido invertir dinero en pruebas y ahora se enoja porque sin ellas México queda casi como el hazmereír mundial. ¡Ay que amolarse! Entonces haga pruebas señor Presidente, pero no se ponga de mustio a regañar a los medios por sacar las conclusiones con sus propios datos oficiales. |