Entonces ¿quién es el dirigente estatal?.
No hay, simplemente.
Esteban Ramírez Zepeta, quien se ostenta como delegado del Comité Ejecutivo Nacional, carece de nombramiento. Nadie le extendió uno con esta nominación ni con ninguna otra. O, al menos, nunca lo ha mostrado.
Llegó solito al partido y como la dirigencia estaba vacía, abandonada, con el puro visto bueno del gobernador Cuitláhuac García, se sentó en la silla y se proclamó como el máximo líder de Morena en Veracruz.
Se subió en su nube y dijo ser el gran místico del partido.
Mediante solicitud de acceso a la información con el número de folio 2230000015321, se pidió al CEN de Morena copia del nombramiento como delegado de Esteban Ramírez Zepeta.
Pero no hay tal nombramiento.
La respuesta a la solicitud de acceso a la información se emitió con fecha 26 de marzo, y ahí anotan que buscaron por todos lados, en la presidencia del partido y en las 20 secretarías que tiene el Comité Ejecutivo Nacional, y no encontraron nada, absolutamente nada de designación para Ramírez Zepeta.
La respuesta apunta que “en lo referente al estado de Veracruz, me permito señalar que no cuenta actualmente con un Presidente, ya que éste presentó su renuncia en 2018, a partir de esta fecha es el Secretario General quien ostenta las funciones de presidente de conformidad con el artículo ya referido” (SIC).
Enseguida añaden: “es oportuno mencionarle que los integrantes del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en el estado de Veracruz se encuentran registrados ante el Instituto nacional Electoral”.
O sea que sí hay un comité estatal registrado ante los órganos electorales.
¿Y quién encabeza ese comité estatal?.
Gonzalo Vicencio Flores, como Secretario General.
Pero Gonzalo Vicencio ya abandonó a Morena, salió corriendo, huyendo, desde el 8 de febrero, cuando anunció que se refugiaba en Fuerza por México, partido satélite de Morena.
Gonzalo Vicencio sintió el frío del abandono con más intensidad desde que Ramírez Zepeta llegó al OPLE a presentar el documento para conformar la coalición de Morena, el PT y el PVEM, sin ninguna representación, más que sus pistolas.
Se dijo intimidado y amenazado desde el gobierno del estado.
¿Quién lo amenazó?, ¿quién lo intimidó?.
Dicen que dijo que el mismo Cuitláhuac, que el intermediario fue el Bola 8, ese secretario de gobierno que lleva por nombre Eric Patrocinio Cisneros Burgos.
Nadie lo defendió, porque a nadie tenía para que lo defendiera.
Llegó a la dirigencia por pura suerte, porque los directivos del partido se fueron a ocupar puestos de gobierno al triunfo de Morena en el país y en el estado.
Por eso siempre navegó en la soledad.
Hasta que llegó el día en que se fue y abandonó el barco de Morena.
Y un mes y 18 días después de su huida, en Morena todavía lo tienen como la máxima figura directiva.
Nadie del Comité Nacional se ha preocupado por regularizar esto.
¿O será que a ninguno de los 21 directivos de Morena en lo nacional les interesa organizar la dirigencia en Veracruz?.
Esto último puede ser lo real.
O sea que Gonzalo Vicencio sigue con la máxima representación de Morena en el estado.
Si hoy llega y presenta documentos ante los órganos electorales, digamos, destituyendo a los representantes de partido, se los tienen que aceptar y darle curso a su petición.
El argumento de que es fama pública su salida de Morena sería insuficiente para detener una acción de este tipo.
Pero como Gonzalo Vicencio está intimidado, no lo hará.
¿O sí?
Ramírez Zepeta, el alfil de Cuitláhuac García, hizo su asalto a la dirigencia estatal de éste partido, el 24 de febrero, cuando anunció que era ya el delegado designado en funciones de presidente.
Pero nadie, absolutamente nadie, hizo el anuncio.
El solito se proclamó.
En algunas de las notas informativas mencionan que la secretaria general del comité nacional de Morena, Citlalli Hernández, “a través de sus redes sociales”, “informó la designación que está signada por el líder morenista Mario Delgado Carrillo”.
Pero no hay tal notificación hecha por Citlalli Hernández, en ninguna de sus redes, por eso ni siquiera mostraron la captura de pantalla de la misma.
Tampoco existe el nombramiento, por eso tampoco lo exhibieron. Muchos menos fue firmado por Mario Delgado, como quisieron presumir.
Desde el 25 de febrero se pidió al Comité estatal de Morena mediante la solicitud de acceso a la información con folio 00386421, copia del nombramiento de Esteban Ramírez como delegado en funciones de presidente, y hasta éste 7 de abril no había respuesta.
Un mes y 13 días y no pudieron remitir una simple copia del nombramiento.
Y no lo hicieron porque no existe.
El CEN de Morena ya ratificó que no hay tal nombramiento.
Así, quien se cree el máximo místico del partido en el poder, es sólo un dirigente espurio, o falso, o ilegítimo.
O en un termino de moda:
Es un dirigente “fake”.
Con esa falta de representación es que Estebán Ramírez no puede imponer a todos los candidatos a diputados federales y locales y presidentes municipales y hasta síndicos y regidores, que quisiera.
No puede imponer ni a los que el gobernador o Bola 8 le dicen, ni tampoco a los que han tenido acuerdos con él de tipo muy cercano.
Es más fácil que Gonzalo Vicencio haga un registro de candidatos por Morena, que Esteban Ramírez.
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