En mayo pasado se informaba en medios locales que la sequía causaba pérdidas millonarias de hasta 50% de los ingresos provenientes del café.
Las manifestaciones de los cafetaleros en Plaza Lerdo son ya una institución.
Se informa que los cafeticultores sufren los estragos de plagas como la roya, bajos precios, sequía, falta de interés oficial por el campo. Se habló incluso de momentos apocalípticos.
¿Dónde está el secreto? ¿Por qué esta óptica sobre un mismo producto?
Si se fija usted en los precios locales, por ejemplo, el kilo del aromático en grano llega a costar hasta 300 pesos, o más, en algunos lugares y presentaciones. Este año en el mercado norteamericano un kilo de café ronda entre los 180 y 190 dólares cuando en el 2023 llegó a costar 150 dólares por kilo. Es decir, este año el precio del café en el mercado es alto.
Entonces, ¿Dónde está el secreto de la alegría y los lamentos por el café?
El secreto está en que una cosa es el precio del café para el consumo y otra es el precio que se les paga a los que realizan las labores agrícolas, incluyendo el corte. Es decir, la brecha entre lo que ganan los jornaleros, peones o ayudantes y lo que ganan quienes comercializan el café, es muy grande.
Es decir, las dos informaciones son ciertas y congruentes, pero todo depende del cristal con que se mire, por ello, es necesario que las políticas públicas sean diferenciadas, apoyos para la comercialización que no necesariamente se debe tratar de subsidios y apoyos para empleo temporal, apoyos para vivienda, precios justos para las labores del campo cafetalero y sobre todo que los programas sociales lleguen preferentemente a los cafeticultores pequeños y jornaleros.
Solo así se podrá hacer justicia en la producción de café de la que Veracruz solo presume de lo que se gana en los mercados internacionales, pero aún se oculta la otra cara, una cara oculta sin la cual, no habría producción de la que presumir.
¿Hablan de transformación? He ahí una forma justa de hacerla realidad. |