Varios al interior de Palacio Nacional, (del equipo cercano al Presidente López Obrador), continúan preguntándose por qué tanto apoyo a Manuel Barttlet y a todo lo que de él emana. La duda no sólo permanece en buena parte de los ciudadanos, también dentro del llamado círculo rojo, sitio donde muchos no ven con buenos ojos al poblano.

 Barttlet es mayor que AMLO: 84 años por 67 del tabasqueño. ¿Le debe algo el Presidente al hoy titular de la CFE?, ¿le sabe algo tan grande como para permitir que su discurso de honestidad se vea trastabillado?

 De acuerdo con integrantes del equipo cercano de AMLO, los dos se identifican mucho, “hasta chocan el puño cuando se ven”. Ambos se hicieron y después salieron del PRI, y sí, le guardan profundo desprecio a un sistema que, (según ellos), no los supo valorar debidamente.

 En sus charlas, cuando se relajan del trabajo gubernamental, AMLO y Barttlet hablan de sus experiencias de vida, (aunque las hayan platicado decenas de veces), les gusta revivirlas una y otra vez, pero gozan más sabiendo que los aplastaron en las urnas, sí, a sus acérrimos enemigos.

 “Manuelito”, como en ocasiones le dice el Presidente a Barttlet, tuvo su episodio de mayor decepción en el PRI cuando le negaron la candidatura presidencial, esa misma que le fue entregada a Carlos Salinas de Gortari. El poblano continuó viviendo del PRI, pero acabó odiándolo tanto como el mismo López Obrador.

 AMLO y Barttlet se observan a sí mismos como víctimas del neoliberalismo, del conservadurismo, con la diferencia de que el oriundo de Puebla se habría beneficiado más del PRI respecto al hoy Presidente, en cargos públicos y amistades influyentes, particularmente.

Me informan que más de la mitad del gabinete cercano de AMLO no ve con buenos ojos a Barttlet: consideran que los costos políticos de sostenerlo, (y defenderlo), ante la opinión pública y la prensa que lo investiga, podrían ser catastróficos hacia las elecciones del 2021, aunque el de Puebla en algún momento renunciara.

 Sin embargo, es amigo del Presidente, se identifican y observan como “compañeros de mil batallas”. Barttlet podría costarle mucho a AMLO, pues a todas luces se observa indefendible, pero “donde manda capitán, no gobierna marinero”, dicen al interior de Palacio Nacional.

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