Miguel Angel Yunes Márquez, perdía la elección para gobernador derrumbándose en paralelo el castillo de naipes del padre.
El pueblo le cobraba ese despotismo que combinado con sus rapacerías dieron paso a lo que resultó peor, la llegada de Cuitláhuac García.
Lo que siguió fue que los perdedores volaron al extranjero, a las hermosas playas de la Florida y a la Gran Manzana, a llorar sus tristezas acompañados de una parte de la fortuna que aún no se sabe bien a bien de cuánto es pero que, sin duda, rebasa los miles de millones de dólares.
Y para el otrora orgulloso papá lo que siguió fue la nada.
Refugiado en el recurso del miedo, se la ha pasado escondido, moviéndose con cautela, negociado en lo oscurito con los mercenarios de Morena, tratando que nadie se acuerde de él.
Que nadie recuerde lo de las luminarias que misteriosamente han tomado el rumbo de la legalidad; que nadie regrese a la memoria las cuentas públicas de sus ejercicios gubernamentales plagadas de claroscuros.
El gobernador Cuitláhuac García, al arranque de su gobierno, empezó muy girito gritoneando que se las iba a cobrar, sin embargo, al paso del tiempo, poco a poco el reclamo lo fue matizando hasta reducir sus condenas públicas y presuntas investigaciones a la nada.
A la par, la Federación quitó de sus prioridades el tema Yunes.
¿Qué pasó? ¿Se llegó a un arreglo? ¿Y la “Carpeta Azul”?
Pareciera que hay un localizado interés en que nadie la recuerde. Que no regrese a la memoria ciudadana la famosa “Carpeta Azul” que el propio Andrés Manuel López Obrador llevó a la PRG, hoy Fiscalía General de la República, aquel 28 de abril de 2017, en donde da cuenta de los negocios de la familia Yunes.
Negocios que en la sumatoria recabada por el propio Peje, desbordan la imaginación.
La misteriosa “Carpeta Azul” contiene 146 Fojas, dividida en tres apartados. En el primero se mencionan las propiedades en Estados Unidos, en la Ciudad de México y en Veracruz. En el segundo se refiere a las empresas en España. Y el tercero sobre las irregularidades en el ISSSTE y la Secretaría de Gobernación.
La legendaria carpeta, hoy guardada bajo siete llaves, puntualiza la participación familia en los “negocios”. Encuera el involucramiento del otro hijo de Miguel Ángel, Omar Yunes, copropietario de empresas inmobiliarias como Praxisiong Pralo SA de CV y Veracruzana de Bienes Inmuebles SA de CV.
Con sus hijos y esposa posee Yunes 2Consultores SC y Operadora de Servicios Alimentos YM”, en Boca del Río, Veracruz y Cholula, Puebla. Asimismo, es dueño de la “Compañía Veracruzana de Casa y Departamentos y Gasolineras en el Golfo de México”.
Además de cuentas bancarias en México y el extranjero.
A detalle, la “Carpeta Azul” reseña que, de diciembre 2006 a febrero de 2010, se otorgaron 60 contratos a la empresa Stryker S.A., por 48 millones 44 mil 919 pesos.
"Del total de contratos, sólo una tercera parte de ellos los obtuvo mediante concurso en licitación pública, el resto fueron obtenidos por adjudicación directa y en dos casos participó en invitación a tres", se señala en el legajo.
El tema de la pederastia, su presunto involucramiento con la fuga de “El Chapo”, el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo y muchísimos matices más de su paso por la política nacional y estatal, marcan el retorno del hijo de Yunes, quien afirma que regresa luego de observar tanta corrupción y fracasos de Cuitláhuac y sus morenos.
Es un presunto regreso familiar, hoy llevando como cabeza de playa a Miguel Ángel Yunes Márquez, quien busca la alcaldía del puerto de Veracruz para sentar las bases, ya con dinero y influencia en tan importante plaza, para jugar -de nuevo- la gubernatura en el 2024.
En realidad, los Yunes nunca se fueron, solo estuvieron escondidos dejando encargado al único que ha sido honorable, Fernando Yunes Márquez, actual alcalde de Veracruz puerto.
Bienvenido al infierno Miguel Ángel.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |