El gobierno que presume finanzas “sanas” y una administración “austera” y “eficiente” le busca enjaretar a Veracruz una nueva deuda por las próximas dos décadas –adicional a la que de por sí dejaron administraciones anteriores como la de Javier Duarte de Ochoa-, y para garantizar el pago se comprometería la afectación de 2.48 por ciento de las participaciones que le corresponden al estado, tanto las actuales como las futuras.
Precisamente lo que tanto se criticó de esos otros gobiernos, caracterizados por su corrupción y su manejo patrimonialista de los recursos públicos, es lo que vemos ahora en la administración de García Jiménez, que ha sido un fracaso en todos los sentidos.
Justificarán que el objetivo es invertir en el desarrollo del estado. Como lo han argüido también todos quienes les antecedieron. Y no es que endeudarse para invertir sea algo malo en sí mismo. Por el contrario, una administración bien dirigida y eficiente puede buscar acceder a los mecanismos de crédito para realizar obras que estén fuera de sus alcances presupuestarios y representen un beneficio para la población, y que si se ajusta verdaderamente a criterios de disciplina financiera y ahorro puede pagar sin afectar la viabilidad del desarrollo de las generaciones futuras.
Pero en más de dos años que van ya del sexenio de Cuitláhuac García no hay una sola obra pública siquiera de mediana envergadura. Todo lo que les alcanza para publicitar son caminitos vecinales de muy pocos kilómetros, remodelaciones de pequeñas escuelas rurales, entre otras, mientras han dejado de gastar en casi todo, incluidos los salarios de la burocracia, que se han precarizado notoriamente. Y ante lo cual surge el cuestionamiento sobre lo que han hecho con el dinero del presupuesto de la entidad y con el de otros empréstitos que ya han contratado en apenas 24 meses.
La respuesta puede no ser difícil de encontrar. Este año hay elecciones federales y locales en Veracruz, y la imagen de varios de los gobiernos de Morena –incluido el estatal- está por los suelos.
Dos mil millones de pesos que ni siquiera les tocaría pagar no caerían mal, ¿verdad?
AMLO vs Biden
Luego de dos años de abyección ante el racista y déspota Donald Trump, a partir de este miércoles iniciará una nueva y tensa relación formal entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el del presidente entrante de los Estados Unidos, Joe Biden.
Todo la dignidad que el gobierno lopezobradorista se guardó en el armario ante Trump pretende ahora usarla cual “niño héroe” en una supuesta “defensa” de la soberanía.
Que como la historia oficial de los “niños héroes”, no es más que un mito.
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