En términos de estrategia y táctica, el desempeño de Alejandro Tom fue desafortunado, ya que demostró en el debate que no cuenta con un método efectivo y eficiente que le permita ganar simpatizantes en un corto plazo y así, atraer la atención de los electores.
El doctor no llevó ninguna carnada ni ningún “as bajo la manga”, ni mucho menos una bomba mediática que le estallara a su chacal y más duro adversario, Manuel Rosendo Pelayo.
Para quienes siguieron el debate, el hombre de la bata blanca, nunca dijo de manera clara y concisa ante sus compañeros de discusión, Luis Lavalle Guillén, Ernesto Medel Vara, Pedro González Rodríguez, Efraín Chagala Chontal y Jonas Estaban Arévalo, que plan tiene de acción para transformar a su patria chica San Andrés Tuxtla, divagando entre las preguntas y ateniéndose al libreto que traía escrito, sin argumentar o ahondar en detalles.
A todas luces Alejandro Tom fue el gran perdedor en esta mesa redonda y de darle la estocada final se encargó Manuel Rosendo Pelayo, quién lo evidenció públicamente por su pronta transformación política, repitiendo lo que se dice entre quienes saben de la polaca, que perdió su esencia social y política, volviéndose un hombre soberbio y manipulable que se hace acompañar por un grupo de impresentables, personajes que han estado en otras administraciones municipales, por lo que no es cierto que trae nuevas caras políticas.
El encontronazo entre “Chendo” y Tom, seguramente moverá las encuestas en contra del Partido Naranja, y si antes a este proyecto político se le empezaba a complicar el futuro ambiente electoral, hoy se encendieron las alarmas y están en pánico, ante una inconformidad real de sus simpatizantes que piden que quiten de la planilla a los impresentables, porque hoy lejos de sumarle votos, se los está restando.
Y nos vemos en la otra.
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