Los ciudadanos acudieron con orden y en paz para ejercer su derecho a elegir a sus autoridades y a sus representantes.
Fue un gesto magnífico porque la participación resultó copiosísima, lo que no es costumbre en elecciones intermedias.
Pero los veracruzanos y los mexicanos en edad de merecer se levantaron temprano en este domingo histórico y fueron a las casillas, a las urnas.
Se habla de una participación cercana al 60 por ciento en todo el territorio nacional, cuando se proyectaba que fuera de apenas un poco más del 40.
Este domingo temprano, en el lugar correspondiente hallé a mi viejo amigo el periodista Benjamín Domínguez Olmos, con quien comenté la abundante participación. Él me recordó lo que decía nuestro recordado maestro, Froylán Flores Cancela:
"Cuando los ciudadanos votan, los gobiernos pierden".
Otra vez: qué magnífico espectáculo el de los ciudadanos ejerciendo la democracia y, en contraparte, qué ridículo papel el de los candidatos y dirigentes de partidos que a partir de las 6 de la tarde salieron a gritar triunfos que no habían conseguido. Fue de pena, la verdad.
¿Cuál la intención de cantar victorias adelantadas? Pues crear un ambiente propicio para la judicialización de los resultados. Los perdedores ahora le van a apostar a ganar en los juzgados lo que no pudieron conquistar en las urnas.
Pero el buen sabor de boca ciudadano no lo pueden borrar los intereses de unos cuantos encaramados en el poder y en los presupuestos públicos.
Ganó la democracia, Ganó la gente buena que es buena de verdad, no por decreto presidencial.
Se avizora un nuevo México, un nuevo Veracruz y una nueva Xalapa.
No, las cosas no serán fáciles, pero con trabajo y la unión de los ciudadanos lograremos lo que todos queremos; un país digno, justo y en paz.
Vamos a dejarnos la esperanza.
El bies
Betty en Veracruz y Ahued en Xalapa arrasaron, lo que estaba cantado… y hubo quien no lo quiso ver.
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